Los Blazers están a una victoria de eliminar a los Thunder. Uno delos equipos más mejorados de la campaña en su fase regular, el de OKC, está a punto de caer contra un equipo que el año pasado fue barrido en la primera ronda de la postemporada y que a pocas semanas de ésta perdió a su referencia en la pintura, Jusuf Nurkic. Una oda a la consistencia por parte de Terry Stotts y sus chicos.

Los de Oregón se llevaron la victoria del Chesapeake Arena de Oklahoma City como si nada, como si el tercer encuentro nunca hubiera existido y como si se mantuvieran inmutables a todo lo que les rodea. Eso es lo que, al fin y al cabo, hace a los equipos estar a un nivel superior a sus competidores.

Un mal inicio de los Thunder llevaba a Billy Donovan a marcarse un Popovich y llevarse una técnica por protestar para que los suyos entraran en el partido: 11-2 de parcial y enajenación amortizada. El devenir de la primera parte fue parejo, los dos equipos mostraron sus armas con posesiones no muy largas. En ese juego en el que los dos equipos se mantenían cerca en el marcador también ganaron los visitantes, que metieron dos triples al filo del descanso que les daban una ventaja suficiente como para avisar a su compañero de viaje de que venían curvas.

La segunda mitad fue el calvario de los locales, un sinsentido que recuerda a pasadas temporadas en vez de a ésta, donde se tenían centradas bastante más ilusiones debido al progreso del bloque. La rivalidad más fuerte de esta serie, Lillard contra Westbrook, se vio incrementada no por el jugueteo verbal al que nos han acostumbrado y sí porque a uno se le apagó la luz y a otro se le iluminó: Westbrook empezó a tirar de mala manera para acabar con 0/7 en sus tiros de campo de la segunda parte y un 5/21 que vuelve a hablar mal de su selección de lanzamientos; Lillard se puso a distribuir, con un Aminu (19 puntos) que desde fuera se lo agradecía, y también a dejar la sentencia con puntos con su firma.

Schröder y George intentaron acercar a los suyos en los últimos minutos, pero McCollum también estaba para poner la sentencia y dejar a Portland, ahora con la eliminatoria de vuelta a casa, al borde del pase a las semifinales de conferencia.