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NBA

White: el nuevo guerrero de Popovich medía 1,78 a los 18 años

Decisivo en el arranque de playoffs ante los Nuggets, se ha convertido en un jugador vital en unos Spurs necesitados de buenas noticias.

White: el nuevo guerrero de Popovich medía 1,78 a los 18 años
Ron ChenoyUSA TODAY Sports

Primer partido. Después de dos tiros libres de LaMarcus Aldridge, con 96-99, los Nuggets tenían menos de siete segundos para evitar una derrota que se había mascado en las Rocosas desde el primer cuarto. Desde antes, en realidad, de que empezara el partido: a su regreso a playoffs después de seis años lo acompañaban agoreros que pintaban a los de Malone como un gran equipo de Regular Season... con peligro de zozobra en playoffs. En esa última jugada, la ocasión para los Nuggets de cambiar el final de un partido que pareció cualquier cosa menos un duelo entre un segundo un séptimo de Conferencia, Derrick White le robó el balón a Jamal Murray, que había pasado una noche de perros y que no pudo ni montar un último ataque. White cerró el partido en la línea de tiros libres y los Spurs recuperaron el factor cancha después de haber sido uno de los peores equipos de todos los clasificados para playoffs a domicilio y ante el mejor como local (34-7) de costa a costa de la NBA. White terminó con 16 puntos y 5 asistencias, y durante muchos minutos formó junto a Bryn Forbes un backcourt que influyó más en el resultado que la pareja DeMar DeRozan-LaMarcus Aldridge

Si alguien pensaba que aquí acababa la moda de White, se equivocaba. En el tercer partido de la eliminatoria, con empate en la misma, White consiguió superarse: ¡36 puntos! De nuevo haciendo un buen tándem con DeRozan, sacando de punto a Murray, el pequeño exterior de los Spurs sigue dejando huella en estos playoffs.

Son las cosas de Gregg Popovich, el más difícil todavía en un año en el que en las posiciones exteriores se quedó sin Tony Parker, Danny Green, Manu Ginóbili... y Dejounte Murray, apeado de un año en el que se esperaban grandes cosas de él por una lesión de rodilla en pretemporada. Los Spurs se quedaron con Patty Mills y Marco Belinelli, dos campeones en el equipo de 2014 pero en realidad dos guards en la treintena, poco inclinados a defender y válidos esencialmente como especialistas.

De ahí a abril, a otro año con los Spurs en playoffs y a uno de los mejores trabajos, y es mucho decir, de Gregg Popovich como entrenador: pocas veces ha hecho tanto con tan poco. Derrick White es uno de los recursos que ha encontrado en esa cultura de franquicia que valora especialmente formación y el desarrollo de jugadores que casi nunca llegan (es lo que sucede cuando siempre ganas mucho) desde posiciones óptimas del draft. De hecho, hicieron falta varios pequeños milagros para que White haya acabado, en abril de 2019, siendo decisivo en un partido de playoffs de la NBA, precisamente en Denver, en cuya área metropolitana nació, creció y jugó al baloncesto hasta que se convirtió en profesional (número 29 del draft de 2017).

White tiene 24 años y mide 1,93. No es un jugador de segundo año al uso (ahora muchos rozan la veintena) y no era cuando terminó sus años de instituto ni siquiera uno de los 150 mejores jugadores del país para la muy respetada opinión de Rivals. Nadie le ofreció una beca de cuatro años para jugar porque, entre otras cosas, medía 1,78 antes de cumplir 18. Solo se interesó por él Jeff Culver, que entrenaba a Johnson & Wales, un programa universitario conocido por sus estudios de cocina. El fichaje de Culver por los Mountain Lions de UCCS (Colorado-Colorado Springs) le abrió las puertas de la Segunda División de la NCAA a un White al que los médicos pronosticaban un estirón tardío parecido al que había experimentado su padre. Este llegó antes de lo previsto, y ya cerca de su actual 1,93, triunfó en UCCS y dio el salto a los Buffaloes de Colorado donde, tras no jugar un año para adecuarse a la normativa universitaria en los casos de cambio de equipo, promedió más de 18 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias y formó parte del Quinteto Defensivo de la Pac-12.

Su primer año en los Spurs se lo pasó aprendiendo, recibiendo más minutos que cariño de Popovich y alternando la G-League con los Spurs (17 partidos). Para el segundo el nombre clave en la franquicia era Murray, y White no parecía una pieza estratégica, mermado por una fascitis en pretemporada y discreto en los dos primeros meses de curso. El partido clave para él fue, otra vez, contra los Nuggets de su Colorado: el 28 de diciembre fue decisivo en el triunfo de los Spurs y desde ahí arrancó, en ascenso hasta el parón del All Star y confirmado después como una pieza básica de un equipo que se negó a caerse de los playoffs y que acabó encontrando formas de defender (al menos en San Antonio, no tanto a domicilio) incluso con un equipo con, teóricamente, pocos especialistas. Uno es White.

Finalmente casi 10 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias de media, 53 partidos como titular y fama de excelente defensor y de jugador que hace mejor a su equipo siempre que está en cancha. Es decir: otro producto marca de la casa de la fábrica Popovich.