NBA

Las reconstrucciones del Este: así han puesto fin Orlando y Brooklyn a una sequía de años

Ambos equipos venían de temporadas de menos de 30 victorias y se han conseguido clasificar para los playoffs en la Conferencia Este más competitiva de los últimos años.

AL BELLOAFP

La marcha de LeBron James a Los Ángeles Lakers y el cambio de Conferencia que realizó por primera vez en su carrera supuso la apertura de una nueva era en el Este. De repente, se abría una ventana enorme de posibilidades y eran muchos los aspirantes que querían la corona. En la presente campaña hemos visto como hasta cinco equipos se han jugado los primeros puestos de un encarnizado Este y como finalmente han sido los Bucks los que se han hecho con la primera plaza de su Conferencia.

Sin embargo, la lucha ha sido todavía más dura en los últimos puestos que dan acceso a playoffs. Desde el sexto al décimo puesto hemos visto (y seguimos viendo) como muchas franquicias intentan hacerse con un puesto en la fase final. Nets, Magic, Pistons, Hornets y Heat están disputándose los puestos que dan acceso a las eliminatorias y en la última jornada, dos de ellos han conseguido su clasificación matemática para los playoffs.

Han sido Orlando Magic y Brooklyn Nets. Dos conjuntos en los que nadie creía de forma convincente a principio de temporada y que venían de sufrir años paupérrimos, pero que se han recuperado de forma magistral y se han perfilado como ejemplos de una buena reconstrucción a corto plazo, que les ha permitido pasar de regular season de menos de 30 victorias a llegar a la fase final.

El ejemplo más notorio es probablemente el de los Magic, que jugará las eliminatorias por el título por primera vez desde que Dwight Howard dejara el equipo, allá por 2012, para poner rumbo a los Lakers. El pívot ha sido muy vilipendiado en los años posteriores, pero en Orlando se estableció como uno de los mejores jugadores de la NBA de manos de Stan Van Gundy y la influencia que tenía en el equipo se ha puesto en evidencia tras su marcha. También se fue ese año el propio Van Gundy, que no tuvo el mismo éxito en los Pistons años después pero que le dio a los Magic los mejores años de su historia reciente.

Tras dichas pérdidas, llegaba la travesía por el desierto. Jacque Vaughn era despedido en su tercera temporada y sustituido por James Borrego, que finalizaría esa temporada para ser sustituido por un Scott Skiles en el que se tenían muchas esperanzas. Hizo la mejor temporada desde la marcha de Van Gundy (35-47) y fue sustituido por Frank Vogel, que llegaba con mucho crédito de los Pacers pero que tampoco daría con la tecla. En total, cinco temporadas por debajo de las 30 victorias y una por debajo de los 40 en 6 temporadas

Nadie contaba en estos años con un equipo herido en su orgullo, con poca capacidad competitiva y con una franquicia a la deriva que sacó poco por el traspaso de Howard más allá de un Vucevic que a la larga ha demostrado su valía y que en los últimos años ha dejado marchar a Víctor Oladipo, Tobias Harris, Domantas Sabonis, Elfrid Payton o Mario Hezonja sin conseguir piezas sólidas a cambio.  

La llegada de Steve Clifford daba una nueva perspectiva al equipo. Vucevic empezaba (por fin) a trasladar sus espectaculares estadísticas al juego del equipo a la vez que llegaba al tope de su carrera (All Star este año) mientras que se encontraba utilidad a Aaron Gordon, Jonathan Isaac, Evan Fournier y Terrence Ross, este sobre todo en la última parte de la temporada. Y eso que no han podido contar con Mo Bamba, número 6 del pasado draft y un diamante en bruto para el futuro (20 años y una altura de 2'13) que se lesionó en enero y que solo ha podido disputar 47 partidos en su primer año, pero que puede ser motivo de esperanza en el futuro próximo de la franquicia.

La buena racha tras el All Star, donde han ganado 14 de los 22 partidos disputados, y el buen hacer que han tenido ante rivales directos les han permitido clasificarse para los playoffs por primera vez desde 2012 tras vencer a los Celtics en el Boston Garden, algo de lo que no todo el mundo puede presumir.

Una hazaña digna de elogio y una temporada de más de 40 victorias que les va a permitir disputar las eliminatorias por el título y poner la primera piedra de un proyecto que cuenta con gente joven y que puede durar años. Veremos que tal se desenvuelven en la fase final y si pueden dar algún susto a los de arriba, pero de momento pueden sentirse orgullosos de los conseguido.

Los Nets pasan de hipotecarse a reconstruirse

El caso de los Nets no es el mismo que el de los Magic, pero no por eso deja de tener menos mérito. Desde que Prójorov se convirtió en propietario, los Nets intentaron por todos los medios hacer un proyecto a corto plazo para lograr un anillo que se vende muy caro y no entiende de prisas e impaciencias. La llegada de Paul Pierce y Kevin Garnett en 2013 hipotecaba a unos Nets que hasta hace poco seguían pagando los intereses de dicho movimiento. Todo lo que ganaron los Celtics (bendito Danny Ainge) lo perdieron en Brooklyn. Pierce y Garnett chocaban con la edad, Brook López ponía rumbo a proyectos más atractivos y Joe Johnson y Deron Williams desaparecían del mapa. 

Ahora parece que empiezan a arrancar, y lo hacen en una temporada meritoria en la que han mostrado un gran juego colectivo y donde se ha visto como destacaban muchos jugadores. Spencer Dinwiddie, Allen Crabbe, Jarret Allen, DeMaree Carroll... y, cómo no, D'Angelo Russell, que ha pasado de ser vilipendiado por Magic Johnson a ser echado de menos en Los Ángeles.

Una gran segunda mitad de la temporada y la solidez del equipo le ha dado crédito a Atkinson, que ha sido renovado y que ha llevado a una de las plantillas más jóvenes de la NBA (solo tres jugadores nacieron en los 80) a los playoffs. Han pasado de 28 a más de 40 victorias y están llegando con muy buenas sensaciones a la fase final de la regular season.

Ahora los Nets, al igual que los Magic, recibirán el premio a su gran temporada jugando la fase final. Será para casi todos los jugadores de ambas franquicias la primera experiencia en playoffs, y en ella podrán disfrutar de lo conseguido y tener la seguridad de que van por el buen camino de cara a una reconstrucción que parece que por fin está dando sus frutos.

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