LeBron: "La remontada contra los Warriors en 2016 me convirtió en el mejor jugador de la historia"
"Todo el mundo decían que eran el mejor equipo que había habido y la forma en la que remontamos me hizo sentir que era el mejor", asegura.
LeBron James cumplió ayer 34 años. Ya es, desde luego, uno de los mejores jugadores de baloncesto de la historia. Casi sin duda uno de los cinco mejores. Para muchos uno de los tres... y cada vez para más analistas tiene opciones de retirarse como el mejor, por delante incluso del que lo es por consenso desde hace dos décadas: Michael Jordan.
El debate es constante y en cierta medida incluso ya aburrido. Pero se vuelve sumamente interesante cuando el propio LeBron interviene... pero decantarlo hacia sus intereses. Lo hace en un extracto del nuevo episodio del documental "More Than An Athlete" de ESPN que fue publicado ayer en las redes sociales por Uninterrupted, iniciativa multimedia del propio LeBron: "Las Finales de 2016 me convirtieron en el mejor de la historia. Así me sentí yo. Primero fue el éxtasis de ganar para Cleveland y acabar con la racha de 52 años sin títulos del deporte profesional en la ciudad. La primera ola de emoción, las lágrimas, fue por esos 52 años y por todo lo que había pasado durante ese tiempo en el deporte de Cleveland. Pero después, cuando me paré a pensar, me dije que esa victoria que había elevado al puesto de mejor de siempre. Todo el mundo hablaba de que esos Warriors eran el mejor equipo de la historia, la mejor plantilla que se había ensamblado. Y para nosotros, remontar el 3-1 y de la forma que lo hicimos... me dije a mí mismo que había hecho algo especial. Fue una de las pocas veces en mi carrera en las que he sentido que había hecho algo verdaderamente especial. No he tenido tiempo para sentarme y analizarlo todo, pero ese fue el momento".
LeBron, que esta pasada noche vio como los Lakers ganaban sin él a Sacramento Kings (1-2 en los tres partidos que se ha perdido) se refiere al anillo de 2016, en el que unos Cavaliers a priori sentenciados remontaron un 3-1, con dos victorias en la Bahía, a los Warriors que defendían título y que acababan de sellar el primer 73-9 de la historia en Regular Season, con Stephen Curry como MVP unánime. Nunca se había remontado una desventaja así en la serie por el anillo y los Cavs lo lograron con el memorable final del séptimo partido, el 19 de junio en el Oracle. Fueron los últimos minutos del histórico tapón de LeBron a Iguodala y del triple de Kyrie Irving por encima de Curry, del colapso de los Warriors y la materialización de lo que habría sonado a broma apenas unos días antes, cuando los Warriors salieron de Cleveland 3-1... en ruta hacia la suspensión de Draymond Green para el quinto partido y la lesión de Andrew Bogut. Y el desastre final.
LeBron promedió en esas Finales, las de su tercer anillo (luego llegó Kevin Durant y los Warriors le endosaron un 8-1 en las dos siguientes Finales) 29,7 puntos, 11,3 rebotes y 8,9 asistencias. Jugó casi 42 minutos de media y lideró la eliminatoria en puntos, rebotes, asistencias, tapones y robos. En los tres partidos del vuelco (de 3-1 a 3-4) firmó 41+16+7, 41+8+11 y 27+11+11 con 3 tapones, incluido el de Iguodala que evitó que los Warriors se pusieran por delante y mantuvo el 89-89 que luego rompió Irving con su triple.
Habrá opiniones para todos los gustos, pero también una certeza: fue una de las mejores actuaciones de siempre en unas Finales y por ahora el hito de la increíble trayectoria de LeBron James.