Ciudad de México está en el punto de mira de la NBA
Adam Silver espera que cuente el próximo año con un equipo de la G-League y no se descarta que en el futuro pueda tener su propia franquicia NBA.
"El mercado está saturado en EE UU, hay que encontrar nuevos mercados", explicaba con sencilla concreción Gil Fried, profesor de la Universidad de New Haven y experto en dirección deportiva. La NFL mira a Londres, donde la sinergia es cada vez más beneficiosa para ambas partes, y la NBA explora opciones con Ciudad de México como una de sus plazas más obvias y más atractivas. Este pasado fin de semana, la Liga estadounidenses ha jugado sus partidos anuales de fase regular (Magic-Bulls y Magic-Jazz) en la capital mexicana, donde el comisionado Adam Silver ha vuelto a hablar de sus planes en el país vecino.
"El objetivo es tener un equipo de G-League la próxima temporada", aseguró el máximo dirigente de una NBA que va arropando con su inconfundible abrazo a un área metropolitana de 22 millones de habitantes como epicentro de un país de 124 que es además una obvia puerta a todo el mercado latinoamericano: Jr NBA, Basketball Without Borders, NBA 3x... y la Academia Latino América, un centro para jugadores y jugadoras jóvenes de México, el Caribe, Centroamérica y Sudamérica, como los que ya hay en China, India y Senegal. El siguiente paso en esta alianza es la G-League, la Liga de Desarrollo en la que se foguean los jugadores jóvenes que buscan una oportunidad en la NBA. Después de eso, al fondo, la posibilidad de que Ciudad de México tenga su propia franquicia en la NBA.
Es una opción ahora mismo mucho más factible que, por ejemplo, la de las grandes capitales europeas (Londres, París, Berlín, Madrid...). La NBA avanza hacia un calendario más corto y con menos exigencia de viajes y cambios horarios para los jugadores, un nuevo planteamiento que aleja la posibilidad de que exista una franquicia europea pero abre de par en par la vía mexicana: la misma zona horaria y un viaje mucho más asumible a pesar de que ahora mismo solo hay un equipo a menos de dos horas y media en avión. En el lado negativo de la balanza, el temor a la inseguridad, una altitud (2.250 metros) que supera a la muy famosa de Denver (1.609), el caos de tráfico... Pero Silver insiste: el baloncesto es el segundo deporte en México por detrás del fútbol y la NBA sabe que podría dar un tremendo golpe de efecto para los 57 millones de lationamericanos que viven en EE UU, 35 de ellos de ascendencia mexicana.
Hay dos caminos para un posible desembarco. Uno es el traslado de una franquicia. En 2013 Sacramento Kings estuvo a punto de cambiar de aires y en los últimos años han salvado situaciones difíciles Milwaukee Bucks y New Orleans Pelicans. La otra es la expansión con la creación de nuevas franquicias. Serían dos para mantener la paridad (se pasaría de 30 a 32) y Ciudad de México está en todas las quinielas en una carrera que lidera Seattle (que sueña con el regreso de los históricos Supersonics) y en al que son candidatos recurrentes Louisville, Kansas City, Las Vegas y Vancouver, que ya tuvo equipo (los Grizzlies: se fueron a Memphis).
La expansión también es una vía compleja: los dueños no quieren repartir entre más destinatarios el pastel económico. Con el actual acuerdo televisivo (2.600 millones al año) y dos equipos más, cada uno se llevaría 81 millones en vez de 87 anuales, y entre todos tendrían que pagar un impuesto de expansión que fue de 300 millones cuando llegaron los Bobcats a Charlotte en 2004 pero que ahora sería como mínimo de 750 u 800 millones en función del valor medio de las franquicias, ya por encima de esas cifras. Además, se teme que los equipos de mercados pequeños sufran más para ser competitivos con más pretendientes para los buenos jugadores y que con más equipos se reparta demasiado ese talento y el nivel medio de las franquicias descienda. Y con él, su rentabilidad. Los propietarios, en fin, no quieren matar lo que ahora mismo es la gallina de los huevos de oro.
Así que el plan es complicado. Mientras la NBA se centra en el corto plazo en planes de expansión comercial en China, los mercados emergentes que suponen India y África y los E-Sports. No hay plazos y hay serias dificultades que sortear, pero cada vez que la NBA juega en el Palacio de los Deportes de Ciudad de México, con su monstruosa capacidad (22.350 aficionados) ideal para recibir a los mejores jugadores de baloncesto del mundo, queda más claro que Ciudad de México es, junto a Seattle, la opción más segura si se quiere apostar por dónde jugarán, cuando los haya, los futuros nuevos equipos de la NBA.