Los Lakers no han empezado esta nueva etapa con buen pie y están tropezando también en partidos que se preveía que podían ganar. En el caso de éste ante los Timberwolves, por el caos en el que está sumido el contrario. A veces el adversario cierra filas y, pese a la dificultad, hace un poder, que es justamente lo que hemos visto en este encuentro. Minnesota dio una pequeña alegría, o hizo que sus aficionados esbozaran una mínima sonrisa, al vencer por 124-120.

La baja de Wiggins obliga a Thibodeau a tirar de creatividad y con Josh Okogie supo dar con la tecla. Puso al novato como titular junto a Jeff Teague para sorprender el rival y fue lo que les sostuvo de primeras. El cuarto inicial fue igualado e incluso satisfactorio (36-32) para ellos gracias a esta dupla.

En el segundo tocaría mirar hacia el otro lado para ver cómo Brandon Ingram era el que tiraba del carro para mantener el partido en un pañuelo. Acabó con 24 puntos, pero los siete que metió en dos minutos y medio valían un potosí para los de Walton. Una bandeja de Taj Gibson al contraataque y sobre la bocina ponía la igualdad en el marcador al descanso: 66-66.

Lonzo Ball, considerado ya titular después de la pelea de Rajon Rondo con CP3, mostró liderazgo nada más salir del descanso para que los Lakers cogieran alguna pequeña ventaja. La unión con LeBron James era más que positiva en esos minutos para dar el callo, pero el partido estaba extraño. El a veces criticado y casi siempre correcto Anthony Tolliver le daba la vuelta al marcador cuando empezaba el último acto. Y ahí es donde llegaría el estallido.

Cuatro triples en cuatro minutos que llevaban la firma de Jimmy Butler dieron alas a que Karl-Anthony Towns, que ya estaba haciendo un partido decente, se uniera a su fiesta. Otro triple más y la voz cantante en los tableros hicieron al pívot dominicano un cómplice del compañero que se quiere ir del equipo, en parte, por su culpa. LeBron James no lo vio venir y forzó tanto que tuvo dos fallos en los momentos finales que desembocaron en que, de nuevo con un triple (éste ya bastante complicado, en la cara de Rondo), Butler sentenciara el encuentro a falta de 18 segundos para el final.

Los Lakers volvieron a ser débiles en el final del encuentro y cayeron. Ya están con un récord de 2-5, superados por unos Timberwolves que se ponen 3-4 sin todavía tener claro su futuro más inmediato.