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BASKETBALL HALL OF FAME

Allen entra en el Hall of Fame y los Celtics 2008 sellan la paz

"Nunca, ni en mis mejores sueños, imaginé que acabaría formando parte de ese escenario junto a Pierce y Garnett", comentó el escolta en su discurso de entada.

Ray Allen, miembro de la clase 2018 del Basketball Hall of Fame de Springfield, Massachusetts.
Maddie MeyerAFP

Diez años después de la consecución del anillo, el 17º y hasta ahora último de la franquicia, los Celtics de su último gran Big Three recuperaron el espíritu Ubuntu. El grito que sirvió de motor y cohesión de aquel equipo encabezado por Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen. Una relación que se deshizo con la salida de este último en el verano de 2012 rumbo a Miami. El paso del tiempo cose las heridas y en el recuerdo siempre quedarán los logros de aquel grupo, dirigido por Doc Rivers, que volvió a colocar a Boston en el mapa de la NBA 20 años después. El que puede ser considerado como un perdón casi definitivo y un paso importantísimo hacia la reconciliación ha llegado esta madrugada... durante la inducción de Ray Allen en el Hall of Fame (Salón de la Fama) de Springfield, Massachusetts.

"En mi 12º año en la NBA me junté con un par de hall of famers como Paul Pierce y Kevin Garnett. Nunca, ni en mis mejores sueños, imaginé que acabaría formando parte de ese escenario. La cabeza de Danny Ainge fue la que hizo que todo fuese posible. Gracias, Danny", comentó Allen durante su discurso en la ceremonia de entrada. Guiños varios que ponen fin a años de vacío y tensión. Primero, porque coloca en un escalafón del que él ya forma parte, a dos de sus antiguos compañeros. Y segundo, porque agradece la labor de Danny Ainge —por entonces y ahora general manager de los Celtics— por haber hecho que todo fuera posible. Un Ainge que se encontraba entre los asistentes en el Symphony Hall de Springfield.

Durante esta semana se han ido recordando distintas versiones sobre la fractura, motivada para aquellos que permanecieron el vestuario del Garden por la traición del máximo triplista de la historia de la NBA al irse a jugar junto al enemigo LeBron James. El propio Allen reconoció que no esperaba demasiadas felicitaciones provenientes desde Boston por su entrada en el Hall of Fame.

Predicción errónea. Paul Pierce, quien ya enterró el hacha de guerra con el escolta el año pasado, le felicitó este viernes durante su intervención en The Jump, de la ESPN: "No tengo problemas con Ray. Enhorabuena, todo lo que tienes es bien merecido. Te felicito, Ray". Doc Rivers ya expresó días atrás sus buenos deseos hacia Allen, además de pedir el apoyo de Boston hacia él ("es responsable de aquel campeonato") y de desear que, ojalá, aquellos Celtics pudieran llevarse bien. Kevin Garnett hizo caso al que fuera su entrenador. Y lo hizo con un tuit a través de la cuenta de su canal, KG Area 21. Con un montaje en el que se ven un par de fotografías celebrando el anillo de 2008 —Ray Allen incluido— y una frase pronunciada en su día por el propio Rivers: "Si tuviera que jugarme mi vida en un partido, lo haría con el equipo de 2008. Seríamos capaces de ir a la guerra. Sabes que aparecerían y lucharían juntos". Imagen acompañada de una palabra: Ubuntu. El grito de guerra que unió a aquellos Celtics.

Las rencillas van quedando atrás. Con, quizá, la excepción de Rajon Rondo. Las cosas se torcieron entre el ahora base de los Lakers y el ya hall of famer cuando aún eran compañeros. Durante su última campaña juntos, Allen comentó en Springfield que sintió que el base dejó de pasarle el balón. Cree que ese fue el motivo por el que Rivers comenzó a sacarle desde el banquillo en la 2011-12. Rondo supone la última trinchera para Allen. La última trinchera para que los Celtics de 2008 recuperen la cohesión de aquel equipo que reconcilió a los Celtics con su glorioso pasado.