Los Philadelphia 76ers anunciaron la apertura de una investigación sobre el asunto de las cuentas falsas atribuidas a Bryan Colangelo y destapado por The Ringer. La publicación que dirige Bill Simmons despertó al mundo del baloncesto con la revelación de que el mánager general de la franquicia utilizaba cinco perfiles falsos en Twitter para atacar a jugadores bajo su disciplina (algunos ya no están como Nerlens Noel y Jahlil Okafor) y orientar a periodistas que cubrían diariamente al equipo hacia los temas que más le interesaban o que según él no habían sido explotados lo suficiente en beneficio del equipo.

"Las acusaciones son series y hemos comenzado una investigación independiente sobre el asunto. Los resultados serán hechos públicos tan pronto como concluya la investigación", rezaba el comunicado de unos Sixers que han pasado de la alegría al estupor en apenas unas semanas. Philadelphia, que acaba de renovar a Brett Brown por tres temporadas más, llegó a las semifinales de la Conferencia Este por primera vez desde 2012 y después de una larga travesía en el desierto llamada El Proceso. La derrota en cinco partidos contra Boston Celtics dolió, pero fue vista como el pistoletazo de salida de una nueva era con Joel Embiid y Ben Simmons como puntas de lanza. Además, el sueño de un LeBron James vistiendo la camiseta del equipo no es solo una quimera.

Un buen año. Buenos síntomas que han quedado empañados por un reportaje que tiene connotaciones deportivas e incluso legales. Si se confirma el uso inapropiado de la red social por parte de Colangelo, el daño a los Sixers será total y verá comprometido las relaciones futuras con otros mánagers generales a la hora de negociar cualquier tipo de traspaso: nadie se quiere fiar de quien filtra los flecos de una operación. Además, los jugadores se lo pensaran más de una vez a la hora de pertenecer a una franquicia en la que su jefe les puede insultar desde el anonimato. 

Los problemas legales de Colangelo tendrían tres patas, según Sports Ilustrated: con la NBA, con el sindicato de jugadores y con la propia franquicia. Adam Silver podría acusarle de daños a la Liga y suspenderle por un tiempo determinado, multaron con hasta 2,5 millones de dólares y quitarle alguna ronda de draft a una franquicia que podría despedir, si se acreditan las acusaciones, por "causa justificada" e incluso denunciarlo por "revelación de secretos comerciales". La NBPA, por su parte, tendrían la opción de exigir a la NBA que examine si Colangelo está difamando los intereses de los jugadores.