LeBron James no ha perdido una serie de playoffs en la Conferencia Este desde 2010. 23 triunfos seguidos en eliminatorias de su lado del cuadro con los que se ha ganado a pulso el título de rey. Ayer estaba contra las cuerdas por segunda vez esta temporada. Y cuando pones al mejor jugador del planeta contra las cuerdas pasa lo que pasa...

Hace tiempo que se me acabaron los adjetivos. Me sale alguna que otra onomatopeya durante exhibiciones como la de ayer y hay una palabra, un nombre, que se repite constantemente en mi cabeza: monstruo. Porque lo que estamos viendo no es normal ni siquiera para uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Ni siquiera para los que viven en el Olimpo del baloncesto.

En el quinto partido vimos las sombras de los 33 años de LeBron. Las sombras de sus 15 temporadas en la cima del deporte mundial y sus habituales récords de minutos. El cansancio, la desesperación, las botellas de agua... No tenía fuerzas para tirar del carro. Y si no tira no hay eliminatoria... Pero, claro, de ahí a perder en su casa (SU CASA) un partido de eliminación... Hablamos del rey LeBron.

Los Celtics salieron mucho mejor que en los dos primeros partidos en Cleveland. Empujaron, encontraron el aro con facilidad, buenos porcentajes, buenas decisiones y se fueron arriba al final del primer cuarto (clave en esta serie hasta el momento). Además, los Cavs habían perdido a Kevin Love (vestuario para no volver) tras un choque de cabezas con Jason Tatum y Jaylen Brown las metía todas (15 puntos/primer cuarto). Pero lo que pasó después no lo podía esperar nadie... 

LeBron aguantaba el fuerte (jugó toda la primera mitad, como en el séptimo ante los Pacers, y se fue al descanso con 25 puntos), pero fueron los suplentes quienes dieron la sorpresa, liderados por un Jeff Green que jugó, sin ninguna duda, su mejor partido de estos playoffs en los dos lados de la cancha (14 puntos). Korver, Clarkson, Nance, Green y LeBron le dieron la vuelta al partido con un 20-4 de parcial que permitió a los Cavs llegar con 11 puntos de ventaja al descanso. Quedaban 24 minutos para el séptimo.

En la segunda parte, Tatum (15 puntos) encontró su sitio y un acertadísimo Terry Rozier (28 puntos, 6/10 en triples) fue la punta de lanza de unos Celtics que lo intentaron hasta el final. Pero LeBron no iba a perder un sexto en su casa. Esa página no tenía cabida en los libros que contarán su historia.

George Hill jugó un tercer cuarto (y un partido) fantástico. El base fue agresivo en ataque y se fue hasta los 20 puntos, su mejor marca en estos playoffs. Pero al final, con los Celtics cargando y el balón en llamas, apareció la versión superheroe de LeBron. Dos triples consecutivos tras paso atrás desde el mismo sitio y sobre la buena defensa de Tatum para cerrar otra noche de reyes: 46 minutos (jugó seguidos los primeros 35...) y 46 puntos, su mejor marca en un partido de eliminación, con un espectacular 5/7 en los triples, 11 rebotes, nueve asistencias y tres robos de balón. Y nos vamos al séptimo. Volvemos a un Garden en el que los Celtics no han perdido un solo partido en los playoffs (10-0). Porque esto es la conferencia este. Y aquí se juega hasta que el monstruo quiera.