El Bilbao se ahoga en la ansiedad ante un Andorra de playoff

Jugar por no bajar es un drama, una congoja que agarrota a cualquiera. Hacerlo por el playoff en equipos que no lo suelen tener por contrato o historia (esto es, los cuatro grandes), suelta el brazo. Y eso es lo que pasó en Miribilla. El Bilbao Basket quería ante el Andorra repetir la bendición de 10 días atrás ante el Granca pero como dijo su entrenador ya no depende de lo que haga, sino de coger al enemigo mirando al empedrado. Además, lleva medio año pendiente de que los rivales directos sigan encadenando tropiezos y alguna vez el lobo se acabará comiendo su rebaño de esperanza. El Joventut espabila y ha removido el pozo de la tabla; eso sí, el triple empate Joventut-Bilbao-Zaragoza condena de momento a los maños. Pero ya no hay muchos más flotadores. Un 0-10 en un último cuarto con solo 11 puntos locales, las absurdas pérdidas (otorgaron 19 puntos de los del Principado) algunas en saques de fondo o laterales y el mal uso de las faltas anuncian infierno en Miribilla pero contra los de casa a vuelta de la próxima curva. Este equipo sigue sin ser constante, sin dejar de hundirse anímicamente si no mete con fluidez y la irregularidad le está matando. 

De inicio, el pulso remitió a la línea de 6,75. En ocho minutos el 18-15 se resumía en 4/8 en triples por parte local y 3/6 por los visitantes. A Redivo le costaba entrar en juego porque el Andorra empleó la táctica del Joventut: el argentino salió al escaparate ante el Granca con el MVP semanal y Duran le metió a Ventura como secante. Peñarroya fue variando las marcas pero eran igual de persistentes (le dejaron seis tiros, muchos sin posición clara). Aun así, un triple del 'pibito' a falta de 5:49 para ir al intermedio puso el 32-22, luego engordado a 35-24. Pero de nuevo dos flashes visitantes por fallo vizcaíno estrechó el tanteo a 37-35 en el descanso largo.

Libra por libra, cada vez que Peñarroya ponía a alguien en liza la grada fruncía el ceño, porque la inferioridad local era evidente. Porque sí, Diagne hoy en día es mejor que Thomas, Shurna que Hammink, Jaime Fernández que Salgado, etc. Pero el corazón a veces supera a las piernas. De él vivió el Bilbao Basket largo tiempo. El Andorra castigó los errores en el cuadro local, su obsesión por el triple, por lanzar el balón en horizontal en lugar de atacar el aro más agresivo. Cualquier pieza que falta del sector principal en el RETAbet se nota y la vuelta de Todorovic, ya con algo más de ritmo no como en Badalona, fue un soplo de aire fresco.

El Andorra empezó mejor el tercer acto y un 2-7 le puso con su máxima ventaja: 39-42. Albicy tiró del equipo del Principado con su poderoso uno contra uno y la angustia empezó a cundir en las filas vascas. Mrsic se fió de su instinto y marcó tendencia con bajitos: Thomas y Mumbrú por dentro, Hammink para secar a Jankovic, y Salgado y Redivo fuera. Le funcionó y sirvió para recobrar la ventaja. Pero transcurridos unos minutos, el Andorra leyó bien varias situaciones con jugadores abiertos y empezó a lucharse con la ansiedad de Miribilla cuando el reloj caminaba hacia los instantes decisivos. Con un mejor uso del físico y las faltas, le fue dando para labrarse un triunfo clave para el playoff. Mientras, Mumbrú trataba de tirar del carro con sus ya famosos posteos, pero cuando le vienen las ayudas no hay manera de buscar ventajas por otro lado. 

Del 61-60 con sangre y sudor para remontar se tragó el RETAbet un 0-10 ampliado a 4-19 (el último cuarto lo abrochó con 11 míseros puntos). El juego en el pick and roll, pésimamente defendido con el base y Stevic o Iverson fue decisivo. El rebote intervino lo suyo en ese desenlace. La matinal acabó con técnicas a Salgado y Albicy, y descalificante a Jaime Fernández que entró desde el banquillo para mediar. Los colegiados realizaron unos cuantos viajes a la mesa durante los 40 minutos de juego para revisar el 'instant replay'. "La lucha por el descenso es terrorífica, es bueno que tras unos años haya esta situación. Está muy difícil, el que tenga más templanza y esté más preparado para sufrir saldrá de esas posiciones, manda la capacidad de adaptarse a la situación aunque no sea la que uno esperaba", señaló Peñarroya. El consejo de administración del Bilbao y Mrsic deben considerar si esta inercia les lleva a algún lado y si el técnico mostró su disposición a hacerse a un lado tras lo de Badalona; dejar claro y en público que no hay grietas, porque el edificio se tambalea. Los políticos empiezan a aparecer por el palco. No meten canastas pero animan a pensar que si se da el fatal desenlace no dejarán tirado al club como casi ocurre cuando un desaprensivo lo arruinó con una indignante gestión.