Aquí está el campeón: los Warriors arrasan a los Spurs
1-0 para los de la Bahía en su mejor partido en mucho tiempo... justo en el arranque de los playoffs y todavía sin Curry. Los Spurs, sin recursos.
Los Spurs han perdido sus últimos cinco partidos de playoffs, todos contra los Warriors y cuatro y medio sin Kawhi Leonard, cuya relación con la franquicia texana entró en standby (en el mejor de los casos) precisamente en aquel primer partido de la final del Oeste 2017, cuando la lesión provocada por Zaza Pachulia. De la penúltima ronda a la primera casi un año después y una serie sin Kawhi (9 partidos en toda la temporada: ha hecho falta un enorme trabajo de Popovich para que los Spurs aterricen en estos playoffs 2018) ni Stephen Curry, que será reevaluado por sus problemas de rodilla el próximo sábado, un día antes del cuarto partido de una eliminatoria que empezó con paliza: 113-92 después de pasar por un 103-75 a siete minutos del final.
Cuánto y cómo iban a durar los Spurs en esta pelea dependía (depende) mucho de los Warriors, que en las últimas semanas han sido una caricatura de lo que en realidad son: uno de los mejores equipos de la historia. Con la suerte de un cuadro que les ha limpiado a los Thunder, que van por el lado de los Rockets, el campeón arranca su verdadera temporada con el objetivo de recuperar sensaciones, de volver a defender… y de tener otra vez en pista a Curry, claro. Pero en este primer partido de eliminatorias los de la Bahía demostraron que saben cambiar el chip: el Oracle rugió y los Warriors jugaron a un nivel que casi habíamos olvidado. En ataque y sobre todo en defensa. Golpearon en el primer cuarto (28-14) y en el segundo (71-53), obligaron a los Spurs a hacer la goma con la lengua fuera hasta que hicieron crack: 86-63 al cierre del tercer acto, 93-67 a diez minutos del final.
Steve Kerr sorprendió con un quinteto insólito: Andre Iguodala de base, JaVale McGee titular. El pívot emergió como recurso contra LaMarcus Aldridge con una eficacia inesperada. Su longitud y las ayudas ultra agresivas de los exteriores alejaron la bola de las manos de LaMarcus, que sufrió muchísimo (14 puntos en 12 tiros y solo 2 rebotes) para sumar con cuentagotas. Sin él a su mejor nivel, los Spurs no pueden ni sostener un intercambio de golpes contra un rival por fin concentrado e intenso que reboteó más (51-30, solo 3 en ataque de los texanos), controló lo suficiente las pérdidas, circuló mejor (13 asistencias más) y tiró mucho mejor (54 por 40%). La fórmula precisa de una victoria por aplastamiento a la que se opusieron, casi con espíritu kamikaze, destellos gloriosos de Ginóbili y algunos tiros de Rudy Gay, que se apagó cuando tuvo que cargar con el ataque en plena disolución de un LaMarcus rodeado de brazos. Mills, Green y Parker totalizaron 13 puntos con 18 tiros. Y Pau Gasol no se metió nunca en harina contra un rival cuyo ritmo le va francamente mal: 6+2+4 en 20 minutos.
Los Warriors fueron los Warriors, y toda la NBA sabe lo que eso significa... a la espera de Stephen Curry. Kevin Durant (24+8+7) jugó un gran primer tiempo y templó el pulso de su equipo, anotando y asistiendo a un McGee en esa versión desatada suya que aparece de cuando en cuando (15+4 y una excelente defensa en menos de 17 minutos). Después del descanso surgió un Klay Thompson que parecía incapaz de fallar (27 puntos, 11/13 en tiros). Con buenos minutos de un Cook que tiene un rol muy claro, Draymond Green errático en el tiro pero apareciendo por toda la pista (12+8+11), Livingston (11+5) anotando reversos, Iguodala sumando por todas partes y una defensa que alimentaba un ataque en oleadas y con muchas buenas decisiones: los Warriors estaban ahí, al fondo de su propia pereza. Y toda la NBA sabe lo que significa eso. De momento, 1-0 y, por lo tanto, 17-1 en sus últimos 18 partidos de playoffs. Y mañana, segundo asalto.