¿Podría Randle seguir en unos Lakers con LeBron y George?
El ala-pívot está a un nivel excelente y los Lakers tienen que tomar una decisión sobre su futuro sin olvidar el mercado de las grandes estrellas.
Julius Randle: 23 años, número 7 del draft de 2014, ala-pívot de los Lakers al menos hasta el 30 de junio. Texano, estrella de instituto en Prestonwood y universitaria en Kentucky, donde solo jugó un año (15 puntos y 10,4 rebotes de media), le ha tocado lidiar con una fractura de pie en high school y con una de tibia en su primer partido en la NBA, cuando solo llevaba 14 minutos en pista como rookie de los Lakers.
Después de ese mal inicio, Randle jugó dos temporadas de buenos número y sensaciones enfrentadas: altibajos, potencial que no parecía ordenarse, momentos de obvia infelicidad con Byron Scott (es el único de toda la plantilla de los Lakers que queda del último partido de Kobe Bryant… y no han pasado todavía dos años) y la sensación de que darle un gran contrato sería una apuesta demasiado arriesgada. Después de la temporada pasada (y aunque había promediado con 22 años 13,2+8,6), los Lakers tenían claro que no merecía la pena una apuesta que pondría en solfa el espacio salarial del verano de 2018, innegociable desde que llegaron Magic Johnson y Rob Pelinka.
En otoño, los Lakers renunciaron a firmar la extensión del contrato rookie de Randle y le enviaron hacia un verano como agente libre restringido… o no. Por entonces, no valía el hueco salarial que iba a ocupar: lagunas de concentración, problemas en la defensa debajo del aro, limitaciones con el tiro y en el manejo con la mano derecha… La franquicia entró en formato de espera asumiendo el riesgo de que Randle explotara y acabara siendo imposible retenerlo. Y Randle está explotando: en verano transformó su físico, ganó fuerza y explosividad y aprendió a canalizar su potencial en ataque (donde se está convirtiendo en un excelente generador) y en defensa, donde a su capacidad para ajustar por toda la pista ha ido sumando intimidación. Este Randle actual, al que de joven se comparaba con Odom y Randolph, tiene en realidad cosas de Dray Green: perfecto para ser un 5 pequeño y moderno en quintetos de small ball y cada vez mejor también al lado de un pívot convencional como Brook lopez. Una bendición para un Luke Walton que replica una cuantas cosas de los Warriors del Strenght in Numbers que él ayudó a forjar.
En febrero Randle promedió 19,4 puntos, 9 rebotes y 4,3 asistencias con un 59% en tiros y los Lakers acabaron el mes 7-3. En marzo, y pese a un virus que le ha limitado durante un par de partidos antes de su exhibición contra los Cavaliers, está en 22,8, 8,7 y 3,5 en la barrera del 60%. Y los Lakers han ganado 4 de sus 6 partidos del mes natural. Para llegar a este punto, ha tenido que sobrevivir a su cartel de transferible y a un momento en el que Larry Nance parecía tener mucho más encaje en el futuro de la franquicia como jugador de rol. Pero salió Nance, salió otro señalado por cuestiones de cap como Clarkson y antes había salido D’Angelo Russell para sacar el contratazo de Mozgov y hacer hueco a Lonzo. Y las cosas van bien a nivel colectivo, la fricción Randle-Lakers ha desaparecido y el jugador está en plena madurez, todavía con 23 años pero ya padre de familia y con una vida familiar muy asentada en L.A.: “Los Lakers apostaron por mí, me draftearon y me dieron la oportunidad de jugar en la NBA. Llegué con 19 años y tengo 23, he crecido como jugador y como persona y quiero seguir haciéndolo. Y si pudiera ser en los Lakers, sería maravilloso. Se abrirá el mercado y habrá que tomar decisiones. Ya veremos cuando llegue el momento pero este es un lugar genial para mí. Los Ángeles me ha tratado de maravilla y tengo muchísimo cariño a esta ciudad”, le dijo hace unos días al periodista Kevin Ding.
Así que Randle vería con buenos ojos seguir en los Lakers y la franquicia se da cuenta de que tiene entre manos un diamante que no había enseñado todo su potencial hasta esta temporada, la cuarta para él (primer año perdido incluido). Su nivel, al mismo tiempo, le convierte en una pieza cada vez más apetecible en el próximo mercado. Hace un par de años, Randle tendría los dos pies fuera si es que los Lakers alcanzan su sueño de conseguir a dos grandes estrellas. Ahora se puede pensar en muchas cuentas distintas, algunas a partir de la certeza de que el mercado está en retirada, se habla de un invierno nuclear para los agentes libres que comenzó el pasado verano y que se profundizará este. Lo que antes era prohibitivo, ahora puede ser asumible. Tampoco hay muchos equipos con margen salarial, pero uno que asoma en el horizonte es Dallas Mavericks. Randle, conviene recordarlo en este punto, es texano.
LeBron, George... y 101 millones de cap
A partir de ahí, se trata de dinero pero también de tiempos. Con el traspaso de Clarkson y Nance, los Lakers se pusieron en una situación muy buena de cara a los dos próximos veranos en lo que a cap se refiere, aunque siguen sin poder soltar el contrato de Luol Deng (casi 37 millones las dos próximas temporadas). Hasta tal punto que tendrán que plantearse fórmulas creativas como la que planteaba Eric Pincus: alargar el vínculo durante más temporadas (tres) pero en menos cantidades por año. Los Lakers renunciarán sin problema a Brook Lopez, Isaiah Thomas o un Kentavious Caldwell-Pope que firmó por un año (y 18 millones) para ver también qué pasaba en el futuro… y porque el mercado es el que es. Volvemos al mismo punto.
Los Lakers tendrán la opción de extender a Randle una qualifying offer por 5,6 millones para evitar que sea agente libre sin restricciones. Pero si lo hacen lanzarán 12,4 millones contra su cap hold durante el tiempo en el que se resuelve su caso como restringido, ya sea igualando la oferta más alta que reciba y firme Randle, ya sea no haciéndolo o renunciando finalmente a sus derechos y permitiendo que vuelva a ser agente plenamente libre. El sueño de los Lakers es, lo sabe todo el mundo, reunir a LeBron James (que podría querer jugar en L.A.) y Paul George (que quiere jugar en L.A… en las condiciones adecuadas): los contratos máximos de ambos arrancarían en 35,4 y 30,3 millones. Mientras las estrellas deciden su futuro, sería muy arriesgado comprometer los citados 12,4 millones. Un traspaso de Deng, improbable, podría solucionar muchos problemas y para suavizarlo los Lakers tienen, es casi paradójico por lo que pueda pasar con LeBron, la primera ronda de los Cavs… pero no hay muchos equipos con margen para acometer una operación así antes de julio. Y esos 12,4 millones que enviaría Randle contra el cap (proyectado en 101 millones) se acercan al total de Ingram, Ball, Hart y Kuzma: 16,6… entre los cuatro la próxima temporada.
En el momento en el que falle el plan de las dos súper estrellas, los Lakers sí podrían (si aún están a tiempo) asumir el regreso de Randle, que en cantidades máximas (insisto: muy caras en el mercado actual) partiría en su nuevo contrato de 25,3 millones. Si renunciar a Randle signfica que se cumple el sueño de los dos súper jugadores, será un mal absolutamente menor. Pero lo cierto es que Randle ha hecho méritos para que se le considere como un jugador de futuro muy importante y en los Lakers son plenamente conscientes de su tremenda evolución como jugador en los últimos meses. Las puertas, que estaban casi cerradas, están en realidad muy abiertas.