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WARRIORS - CAVALIERS (1-0)

Strength In Numbers: ¿De dónde viene el lema de los Warriors?

El eslogan que han usado los Warriors en las dos últimas e históricas temporadas no nació ni de los fans ni del departamento de marketing de la franquicia.

Oakland
'Strength in Numbers', eslogan de los Warriors.
EZRA SHAWAFP

Strength In Numbers” contra “All In”: por segundo año consecutivo, la Final de la NBA también es una batalla de eslóganes. En Cleveland, ese “All In” representa la apuesta máxima, el todo o nada en la partida para una ciudad maldita en el deporte profesional estadounidense, que lleva desde 1964 sin celebrar un título (fue de los Browns, NFL) y que desde el regreso de LeBron James se debate entre la esperanza de que tarde o temprano lo lograrán ahora que el hijo pródigo está de vuelta… y la desazón más absoluta: “y si tampoco ganamos ahora con LeBron, ¿cuándo ganaremos?”.

Por su parte el “Strenght In Numbers” de los Warriors es un canto a la grandeza medible de un equipo tremendo, a la profundidad de su plantilla y a la capacidad de cada uno de sus jugadores. Como en el último año los de la Bahía no han parado de batir récords y producir estadísticas asombrosas, el lema ha terminado por unirse al código genético de este equipo que ya está en los libros de historia de la NBA.

Pero ese “la fuerza de los números” no nació en los despachos del departamento de marketing de la franquicia, y ni siquiera llegó a institucionalizarse desde un grito de los fans, como sí sucedió con aquel “We Believe” (creemos) de 2007, cuando los maravillosos Warriors que entrenaba Don Nelson y propulsaba Baron Davis eliminaron en primera ronda, y en una de las mayores sorpresas de la historia, a unos Mavericks que habían ganado 67 partidos en la Regular Season. Esta vez, la frase que ha acabado definiendo al equipo y figurando en las camisetas que lucen los aficionados del Oracle en cada partido importante, llegó de la mano… de Steve Kerr.

Kerr sucedió a Mark Jackson en el verano de 2014. El resto y hasta ahora, ya se sabe: el primer entrenador desde Pat Riley (1982) que se proclamaba campeón en su estreno en los banquillos, también el primero en llegar a las Finales en sus dos primeros años desde el mítico arquitecto de los Lakers del Showtime. Cuando Kerr llegó a los Warriors, trató de implementar una cultura heredada de sus años al servicio de Gregg Popovich y Phil Jackson. Un ecosistema colectivo solidario y funcional, que después sirvió por ejemplo para que Andre Iguodala aceptara convertirse en sexto hombre y salir a jugar desde el banquillo, algo nada habitual entre las estrellas de la NBA y sus generalmente voluminosos egos. Kerr comenzó a repetir machaconamente esa frase, “strenght in numbers”, de la que ahora que es un superventas dice entre risas que “debería haber patentado”.

Al principio, en los primeros entrenamientos de aquel verano de 2014, ni siquiera convenció demasiado a los jugadores y el propio Draymond Green ha reconocido que la consideraba “bastante cursi”. Después todos entendieron el mensaje y acabaron aceptando, finalmente, que encajaba a la perfección con lo que estos Warriors tenían que ser para llegar a las metas que ahora están alcanzando, algunas casi inimaginables hace solo un puñado de meses.