Alarma en los Celtics: la rodilla obliga a parar a Kyrie Irving
Los Pacers ganan en el Garden y se ponen terceros del Este. Vuelven los problemas para Kyrie: "Quiero jugar a tope y ahora mismo no puedo".
El 18 de diciembre, los Celtics lograron una de las victorias más asombrosas que hemos visto en los últimos años cuando remontaron en Indianápolis cuatro puntos en menos de 20 segundos. El partido acabó con el mate de Terry Rozier que dio la vuelta al mundo… y envió su onda expansiva hasta este nuevo duelo, esta vez en el Garden: a falta de 20 segundos, Myles Turner adelantó a los Pacers (95-97). Después falló Rozier y Oladipo pareció sentenciar desde la línea de personal: 95-99. O no. Tatum anotó tras fallo de Smart (97-99) y a Oladipo le pitaron falta de ataque antes de que corriera el tiempo. Rozier, otra vez, tuvo una suspensión desde el lateral derecho para forzar la prórroga. Pero falló. Y ganaron los Pacers, que son una de las grandes sensaciones de la temporada, suman cinco victorias en seis partidos, adelantan a los Cavaliers y se colocan terceros del Este.
Cuesta creerlo: un equipo que parecía entrar en reconstrucción tras la salida de Paul George, y que parecía haber regalado a su jugador franquicia de los últimos años, juega muy bien, compite mejor, y está (39-28) con medio partido de ventaja sobre los Cavaliers de LeBron James. Y por delante de Sixers, Bucks, Wizards… Una de las historias más fascinantes del año con Oladipo (esta vez 27 puntos) dando zancadas hacia el estrellato (ya es all star), Myles Turner madurando (19+10) y un lote de jugadores al que McMillan ha dado orden y estilo: Young, Bogdanovic, el recién recuperado Collison, Joseph, Stephenson, Sabonis…
Hecho el justo halago al ganador, la noticia del partido fue la lesión de rodilla de Kyrie Irving, que se unió a las bajas de Al Horford por enfermedad y de Jaylen Brown, que sigue en el protocolo por conmoción. Sin ellos (y sin Hayward, claro), unos Celtics bajo mínimos perdieron una ventaja de diez puntos en el segundo tiempo ya sin Kyrie, pero pelearon hasta el final empujados por Tatum, Rozier y Smart. Siempre una pieza difícil de matar, los de Stevens (46-21) quedan a tres partidos y medio de los Raptors. Si no pasa nada raro, ya no alcanzarán a la franquicia canadiense pero es que eso, si la clasificación acabara como está ahora (con LeBron y sus Cavs cuartos) puede ser incluso bueno. En todo caso, los Celtics tienen ahora una preocupación mayor que todo eso: la rodilla de Kyrie.
Danny Ainge ya avisó: el base cargará durante toda su carrera con ese problema y puede que tenga que volver a pasar por quirófano. La rodilla izquierda, la que falló en el primer partido de las Finales de 2015, es la gran cuestión que flota sobre uno de los mejores jugadores del mundo. Las molestias aparecen de forma recurrente, más cuanto mayor es la carga de trabajo (así que es un asunto a monitorizar con atención en playoffs).
Kyrie va a parar. Como mínimo un par de partidos, puede que más. Los playoffs lo requieren y conviene no correr ningún riesgo, especialmente con siete partidos sobre lo Pacers y siete y medio sobre unos Cavs que no aceleran, precisamente. No es una lesión mayor, pero sí un preocupación importante. Algo no muy distinto a lo que pasa con el tobillo de Stephen Curry: sombras alargadas, asteriscos que pueden aparecer en el peor momento. Kyrie, como suele hacer, desdramatiza: “No estoy preocupado. En este momento de la temporada no me siento mal. Pero quiero volver cuando pueda estar a mi mejor nivel. Quiero estar a tope y ahora mismo no lo estoy”. Y evita hablar de quirófano: “No sé, espero que no sea necesario. Ya me ha tocado, ya pasé por una operación de rodilla. Creo que igual es suficiente con tener inteligencia y saber cuándo tengo que dejar un partido, como ha sido caso de este. Así seguramente evite bajas de larga duración y ese es mi principal objetivo”.