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BUCKS 106-BULLS 115

Sigue el milagro de los Bulls de Mirotic (24+8): 8-2 en 10 partidos

Otro partidazo del español, segunda victoria en Milwaukee en doce días y el mejor balance del Este en los últimos diez partidos.

Nikola Mirotic de los Chicago Bulls en acción hoy, durante un partido de baloncesto de la NBA, entre los Chicago Bulls y los Milwaukee Bucks.
TANNEN MAURYEFE

Todo esto no debería estar sucediendo. Es improbable como mínimo, bien se podría defender que en realidad es literalmente imposible. Los Bulls son una de las franquicias más desnortadas de la NBA en los últimos años (desde el abrupto fin de la era Thibodeau-Rose), sus cabezas pensantes (Gar Forman, John Paxon) tienen a la afición de los nervios. El equipo fue escaldado (pensábamos) en el traspaso de Jimmy Butler y regaló por 3,5 millones de euros el pick 38 del último draft a los Warriors, que eligieron a un Jordan Bell que ya está jugando minutos de mucha calidad y con mucho impacto en el campeón de la NBA. El tanking era la única solución, y en eso parecía estar la cosa con el equipo 3-20 y en boca de todo el mundo por su extraña gestión del asunto Portis-Mirotic.

Mirotic, por su parte, había visto relativamente desde fuera el tibio apoyo de la franquicia tras la agresión de Portis, su entorno había filtrado que levantaría con suma alegría la cláusula antitraspaso y su caché parecía tocar fondo en un año que para él era una verdadera prueba: firmó dos temporadas y 27 millones pero solo la primera totalmente garantizada.

Todo eso entraba dentro de lo normal en una temporada que se presentaba anticlimática, con el técnico Fred Hoiberg también en la picota y sin más distracción que deshojar la margarita de cara al draft 2018: ¿Será Luka Doncic, tal vez DeAndre Ayton…?

Todo esto era lo que más o menos todos pensábamos que iba a pasar y estaba pasando. Todo en orden. Pero entonces el 8 de diciembre empezó a pasar lo que en ningún caso tendría que pasar: los Bulls empezaron a ganar partidos, ya 8 de los diez últimos. Y no por un tramo blando del calendario porque esta noche han ganado por segunda vez en Milwaukee (106-115) y también han superado en este lote de partidos a Hornets, Sixers o Celtics. Todos equipos del Este con, a priori, aspiraciones más altas.

Y el gran patrón del cambio es Mirotic. No es el único ya que también volvieron Portis y Dunn, pero es el eje que separa esas dos microuniversos de los Bulls, el del 3-20 y el del 8-2. En esos diez partidos son el mejor equipo del Este junto a los Raptors y por delante de los Cavs (7-3) y los Celtics (5-5). Siguen a más de siete partidos de los playoffs porque nadie debería ni soñar con los playoffs después de empezar 3-20. Y quizá estén dañando de forma grave su posición para el próximo draft. Pero ganar partidos y construir cosas siempre suele ser un camino más soleado que el contrario. No siempre (como se piensa) más largo y desde luego mucho más divertido. Y en las franquicias con historia y mercado, y los Bulls lo son, la respetabilidad vale mucho cuando se trata de volverse hacia la agencia libre.

En estos diez partidos Mirotic promedia 18,5 puntos, 7,6 rebotes y un 46% en triples en 25,5 minutos en pista. ¿A cuánto se paga en la NBA actual el kilo de suplente que ronda el 20+10 casi cada noche? Si los Bulls siguen pensando en la separación, este revival del español les vendrá de perlas (hasta el 15 de enero no puede ser traspasado). Si Mirotic espera que llame un equipo con aspiraciones, está defendiendo su causa de forma extraordinaria y ha, como mínimo, reconducido una carrera cuya brújula empezaba a orientarse de nuevo hacia Europa. El trabajo de verano, la renuncia a la Selección y las palizas en el gimnasio, han surtido efecto. Mirotic defiende mejor que nunca, ataca con más confianza, se mueve con más autoridad en el poste y es, en definitiva, un jugador mejor porque no solo es mucho más completo sino que, por fin, hace por norma lo que empezaba a convertirse en excepción.

En Milwaukee, el último partido de los Bulls en el Bradley Center que cierra sus puertas a final de temporada, Mirotic dinamitó desde el banquillo el partido: 24 puntos y 8 rebotes, 50% en tiros, +11 en pista, el triple que puso por delante a los suyos en el último cuarto (85-86) y casi los mismos puntos que todo el banquillo de los Bucks (25 para un 25-54 de diferencia total). Los Bulls sufrieron de salida a Giannis Antetokounmpo, que juega con un ojo en sus problemas de rodilla y que entró al partido lanzando llamas pero cometió pronto la segunda falta (28+7+4 final). Bledsoe también hizo faltas demasiado rápido y Middleton acabó expulsado junto a un Kris Dunn que es otro de los rostros felices de estos Bulls: 20 puntos, 12 asistencias, 4 robos y el recuerdo de que no se puede dar por ventilado a un jugador por muy decepcionante que sea su temporada rookie. El base (a la espera de LaVine) está endulzando el trade de Jimmy Butler. Markkanen sigue dando más arena que cal, al contrario que cuando el equipo perdía (3 puntos, 1/7 en tiros) y los secundarios siguen jugando con una excelente cohesión: Valentine, Holiday, Portis o Nwaba, una bestia física que hizo sudar a Giannis.

Todo esto no debería no debería estar pasando pero lo estamos viendo. Y la carrera NBA de Mirotic jamás ha tenido tan buena salud y tan buenas perspectivas. En Chicago o donde sea. Y eso es una excelente noticia.