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Detroit Pistons: el ser o no ser del proyecto de Van Gundy

El entrenador y general manager metió a la franquicia en el callejón de Reggie Jackson y Andre Drummond, y aún no se sabe si tiene salida.

Detroit Pistons: el ser o no ser del proyecto de Van Gundy

DETROIT PISTONS

Entrenador: Stan Van Gundy.

Posible quinteto: Reggie Jakcson, Avery Bradley, Stanley Johnson, Tobias Harrias, Andre Drummond.

Otros jugadores importantes: Ish Smith, Luke Kennard.

Balance 2016-17: 37-45, décimos del Este.

Objetivo 2017-18: Playoffs.

Hay proyectos que pueden cocinarse a fuego lento y, al depender de algún joven jugador con enormes cualidad potenciales, seguir generando ilusión año tras año aunque los resultados no lleguen. A fin de cuentas, cuando no ganas muchos partidos lo único que te queda es generar ilusión. El problema es cuando te embarcas en una idea, en un plan, que necesita de inmediato rendimiento, porque la potencialidad del mismo es escasa, y éste no llega. Ahí es donde todo comienza a rechinar y las grietas a hacerse inmensas.

En ese difícil punto está la era de Stan Van Gundy como entrenador y, no lo olvidemos, general manager de los Detroit Pistons. Comienza su cuarto año sabiendo que su concepción del equipo ya dio el paso atrás imprevisto la pasada temporada y, por lo tanto, sólo queda saber si será o no será, si hay material en esta plantilla para pelear por los playoffs, y Dios dirá a partir de ahí, o si hay que tirarlo todo abajo... lo que suele incluir al entrenador y general manager.

Van Gundy lo apostó todo a Reggie Jackson y Andre Drummond. Imaginó una plantilla que comenzase en el base y terminase en el pívot y, con esa base, fichar jugadores complementarios de nivel que les hicieran crecer poco a poco. En la temporada 2015-16 la idea fue cuajando con momentos de brillantez y una participación en playoffs que parecía el inicio de algo.

En cambio, fue el final. La lesión el pasado verano de Reggie Jackson le hizo volver, quizás de forma apresurada, con una condición física y anímica muy diferente, y fue incapaz de liderar al equipo. Drummond se empantanó en sus evidentes carencias y se fue olvidando de sus también evidentes virtudes, y el equipo entró en una crisis de identidad que se acompañó por una crisis de resultados que a poco estuvieron de hacerles estallar.

Para paliarlo sólo queda la paciencia, porque nadie quiso a Jackson y Drummond al precio de retorno que pedía Van Gundy en el mercado, y la fe en que el base estará por encima de lo visto el año pasado una vez superados sus problemas físicos. Parece poco. Y lo es.

El punto de luz al final del túnel es Avery Bradley. La llegada del escolta de los Boston Celtics, no sólo un defensor absolutamente élite en el perímetro sino que, legítimamente, un tirador notable dentro de la plantilla de los Pistons, tiene que suponer un cambio de actitud en el grupo que les haga sacar lo mejor de sí mismos. Entre él, Ish Smith, que se convirtió en uno de los mejores jugadores del equipo el año pasado, y el rookie Luke Kennard, que si destaca por algo es por ser un decente tirador, la capacidad de anotar de lejos de los Pistons debería ser mayor.

Y eso es todo: un mejor Jackson, una mayor capacidad de tiro y un deprimido Este debería servirles para entrar en playoffs esta temporada y, con ese bagaje, intentar aspirar a mayores cielos en próximos mercados. Es eso, o la constatación de que el proyecto de Stan Van Gundy murió en la apuesta por Jackson y Drummond. No hay término medio este año para los Detroit Pistons.