Un bronce por Navarro

Diecisiete años y un mes después de debutar con la Selección en Granada, Juan Carlos Navarro juega hoy su último partido con la camiseta de España. Pase lo que pase, se va como leyenda. Es el jugador con más internacionalidades y colecciona un saco de medallas. De momento, nueve. La primera que se colgó al cuello fue de bronce. Lo hizo en Estambul. Sería de justicia divina que cerrase así el círculo. Por eso hay que pedirle un esfuerzo más a este grupo admirable que con bajas o sin ellas, lleva 18 años entre las cuatro mejores selecciones de Europa. Por la magia de Navarro, por cómo ha llevado el volante de la Selección todos estos años, España se lo dejará todo ante Rusia (16:00, Cuatro) para subir al podio. No será un partido fácil para la Selección, golpeada por la sangre nueva de Eslovenia. Pero un grupo maduro que deja frases para la reflexión como la de Marc el viernes (“Pesic me dijo que, en el deporte, las decepciones son el noventa por ciento y las alegrías, el diez”), habla de superar la adversidad.

Rusia también está tocada. Había sido el único equipo capaz de ganar a Serbia este campeonato y cayó en la semifinal después de un esfuerzo descomunal que podría pagar esta tarde. Es posible que, para su estilo, a la Selección le resulte mejor un equipo que tenga un único foco, Shved, y que juegue un par de velocidades más despacio que la desatada Eslovenia. Scariolo necesita un buen plan para contener al escolta del Khimkhi. "Corazón sin cabeza no vale de nada. Sólo nos darían una paliza", advirtió ayer Scariolo en el hotel Polat Renaissance, un hervidero de 16 selecciones hace nueve días en el que ahora reina el silencio.

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Pese a tener a los Gasol, cuya compatibilidad genera alguna discusión aunque el razonamiento de Marc es sencillo (“los buenos tienen que jugar siempre, hay que encontrar la fórmula”), ha sido un torneo duro de administrar para España, sin parte del núcleo duro que sigue activo y le dio éxitos (renuncias de Rudy, Felipe y Mirotic, lesiones de Claver, Llull y Abrines) y con desequilibrios que finalmente no pudieron disimularse. Pero inasequible al desaliento y con un ADN inyectado también en los jóvenes para persistir hasta el final en busca de una alegría más. Ganen por la leyenda que se va, Navarrro. Luego abriremos las Ventanas y hablaremos de futuro.