Otra leyenda dice adiós: Ray Allen anuncia su retirada
Uno de los mejores escoltas de siempre y máximo triplista de la historia, Allen no jugaba desde las Finales 2014. Fue dos veces campeón.
No jugaba desde el 15 de junio de 2014 (último partido de la Final en la que los Spurs arrollaron a Miami Heat, justo antes del regreso de LeBron James a Cleveland) y tiene ahora 41 años y 104 días. Y sin embargo su nombre había seguido en infinidad de rumores con un regreso a las pistas como opción para los Cavaliers de LeBron… o los Warriors, con los que se le vinculó este verano. Pero no habrá nuevo capítulo: Ray Allen, uno de los mejores escoltas de la historia, ha anunciado su retirada oficial a través de una carta abierta en The Players Tribune en la que se dirige al Ray Allen que fue a los 13 años.
Sugar Ray (o Jesus Shuttlesworth, un apodo derivado del nombre de su personaje en la icónica película He Got Game) jugó en la NBA entre 1996 y 2014: número 5 del draft de 1996 tras su paso por Connecticut, fue seleccionado por los Timberwolves, que le enviaron al momento a Milwaukee Bucks junto a una futura primera ronda a cambio de Stephon Marbury. Jugó en Wisconsin hasta 2003, cuando fue traspasado a Seattle Supersonics en una operación en la que Gary Payton se fue a los Bucks. De Seattle salió en junio de 2007 con destino Boston, donde formó junto a Paul Pierde y Kevin Garnett el big three que ganó en 2008 el primer anillo para los orgullosos verdes desde 1986. En junio de 2012 y como agente libre firmó con Miami Heat para buscar junto a LeBron James, archienemigo por entonces de los Celtics, un segundo anillo, que logró en las Finales de 2013, donde salvó a su equipo en el sexto partido con un triple milagroso que forzó la prórroga cuando los Heat parecían derrotados. Ya una de las canastas más históricas de toda la historia de los playoffs. En total ha ganado solo en contratos con estas cuatro franquicias más de 184 millones de dólares.
Diez veces all star y oro con el Team USA en Sidney 2000, se retira con un promedio de 18,9 puntos en 1149 partidos de Regular Season (24.505 puntos totales) y un 40% en triples. Nadie ha metido más que él: 2.973. Le siguen Reggie Miller (2.560) y Jason Terry (2.169). Stephen Curry aparece ya al fondo con 1.681. Además, jugó 171 partidos de playoffs en los que promedió 16,1 puntos con el mismo 40% en triples.
Entre Milwaukee y Seattle enlazó ocho temporadas anotando más de 20 puntos por encuentro, si bien luego en Boston se adaptó al rol de especialista tirador (17,4 puntos de media en el año del primer anillo) que luego prolongó, ya en el último tramo de su carrera, en Miami.
En esa carta de adiós en la que escribe a su yo adolescente, Ray Allen se muestra reflexivo y tranquilo una vez tomada esta decisión.
Este es un extracto: “Serás el enemigo de mucha gente, será la vida más dura pero también la más satisfactoria posible. Lo que quiero que hagas es esto: sal a la cancha. Quédate en la cancha. Puedes construir tu existencia completa en ella. En el instituto te creerás que ya sabes lo que es ser un gran jugador de baloncesto pero en realidad no tendrás ni idea. Cuando llegues a la Universidad de UConn es cuando tu entrenador empezará a enseñarte lo que es trabajo duro de verdad. Podría acabar aquí y ya sería excitante lo que espera pero más allá hay una carrera de 18 años en la NBA. ¿Cómo se resume eso? ¿qué es lo verdaderamente importante? Jugarás contra tus ídolos: Michael Jordan y Clyde Drexler. Jugarás al lado de Hall of Famers: Kevin Garnett, Paul Pierce, LeBron James, Dwyane Wade. Te asustarás. Te sentirás fuera de la liga. Pero seguirás peleando cada día, trabajando sin parar. Tirarás más de 26.000 tiros en tu carrera. Casi seis de cada diez no entrarán. Ya te lo dije: este juego es un hijo de puta. En cada vestuario que pises todo el mundo dirá lo correcto: que quieren sacrificarse para ganar un título. Pero la vida no es una película. No se trata de ser la estrella de los finales igualados o de lo que dices cuando hablas: se trata de trabajar duro cada día y cuando nadie está mirando. Ahora te escribo como un tipo de 41 años que se retira y que está completamente en paz consigo mismo. Serás más que un jugador de baloncesto. Rodarás películas. Viajarás por el mundo. Serás marido y padre de cinco hijos maravillosos. Ahora, la pregunta más importante no es “¿quién se supone que soy?”, ni siquiera “¿qué tengo que hacer para ganar otro anillo de campeón? Ahora la frase más importante es “papá, ¿sabes lo que me pasó hoy en clase de matemáticas?”. Esa es la recompensa que te espera al final del camino. Sal a la pista. Quédate en la pista. Trabaja, jovencito. Mucha gente nunca sabra cómo eras realmente. Pero sabrán que trabajabas duro”.