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Honduras

Danny Izaguirre, el hondureño que ayuda a la caravana migrante

El futbolista catracho entrena con equipos del Ascenso en México a falta de un club. Sin embargo, aprovecha su estancia para extenderles la mano a sus compatriotas.

Estados Unidos
El futbolista catracho entrena con equipos del Ascenso en México a falta de un club. Sin embargo, aprovecha su estancia para extenderles la mano a sus compatriotas.

Miles de hondureños se encuentran en busca del sueño americano, y para ello esperan cruzar la frontera con México. El viaje ha sido duro, y por ello, el delantero de 22 años, Danny Izaguirre, se compadece de sus compatriotas, y les extiende la mano brindándoles comida, ropa, entre otras cosas.

Izaguirre, quien se encuentra entrenando con clubes del Ascenso en México, además de equipos de tercera división, busca una oportunidad para que su carrera crezca, pero al ver la situación que viven sus compatriotas, se toca el corazón, y le extiende la mano a los centroamericanos que también quieren cumplir su sueño.

El futbolista de 22 años tendrá una oportunidad de lograr su principal objetivo, pues el atacante confesó que se va a ir a España para realizar una prueba con el Leganés de la Primera División, esperando convencer al estratega, y quedarse con el cuadro de La Liga.

A pesar de ello, aprovecha su estancia en México para ayudar a los suyos, algo que viene haciendo desde ya hace algunas semanas, ya que él mismo aseguró que “siempre he dicho que voy a ayudar a la gente de mi país”.

“Ya llevo varios días ayudándolos y voy a seguir hasta que me toque irme para España. Los ayudo con ropa y comida. Tenemos un grupo con una familia Carvajal, ellos se encargan de hacer baleadas y mandar para que coman. Hemos ayudado a unos 300 niños y a unas 1500 personas con ropa, agua y medicina” admitió Izaguirre en entrevista con el Heraldo de Honduras.

El propio Izaguirre se encargó de contar algunas de las anécdotas que más lo han marcado con los migrantes de su país, y confesó que “me ha tocado derramar lágrimas, ver niños llorando, mirar a gente tirada en el suelo, pequeños que se desmayan. Son cosas que van a quedar grabadas en mi mente”.