A la Liga MX llegan refuerzos sin cartel, de equipos chicos o de mediana categoría, ninguno de sus técnicos ha dirigido en Europa y sólo cinco han entrenado a una Selección.
El Torneo Apertura 2016 de la Liga MX ha comenzado con un nivel por debajo de las expectativas que se tenían hace tres semanas. Algo que ha creado preocupación en los medios y aficionados de México.
A excepción del campeón Pachuca, se ha visto un pobre fútbol, se han anotado 58 goles en 27 partidos, para un promedio de 2.1 por encuentro, se han fallado cinco penales y en apenas tres jornadas ya se cuentan cinco empates sin goles, además de que la asistencia de la gente a los estadios no ha sido la esperada por los clubes y la propia Federación Mexicana de Fútbol.
El torneo de la polémica, el de los 172 jugadores extranjeros, el de los jugadores nacionales no reconocidos dentro "del proyecto de desarrollo del fútbol mexicano" por ser registrados después de haber cumplido los 18 años, puede acusar de su bajo nivel a varios factores, como el bajo nivel de jugadores foráneos que dificultan la aparición de canteranos.
La Liga MX cuenta en sus filas con 65 jugadores nacidos en Argentina. Para este torneo se han incorporado 10 jugadores (nueve argentinos y un uruguayo) provenientes del balompié de aquel país (seis más llegaron para el Clausura) y sólo uno, el portero Marcelo Barovero, puede considerarse una figura, pues ganó la Copa Libertadores 2015 con River Plate. El resto son jugadores de mediana categoría y algunos, incluso, militaban en clubes que solían participar en el Ascenso antes de la creación del ridículo torneo de 30 equipos, como Belgrano, Temperley, Olimpo o Unión de Santa Fe.
Este 2016 han llegado al futbol mexicano 14 jugadores provenientes del balompié europeo (13 para el Apertura y uno para el Clausura) y a sólo tres, el ecuatoriano Renato Ibarra (América), el chileno Enzo Rocco y el paraguayo Celso Ortiz (Monterrey), se les podría calificar como figuras. Eso sí, ninguno viene de algún equipo grande del Viejo Continente.
Hablando de equipos grandes, hay 37 futbolistas foráneos que se han incorporado este año a la Liga MX que provienen de clubes importantes en diversas ligas. Los casos destacados son los de Barovero y el uruguayo Carlos Sánchez, de River Plate; Jonathan Cristaldo, del Palmeiras; Yimmi Chará, de Atlético Nacional de Medellín, reciente campeón de Copa Libertadores; Bruno Valdez y Jonathan Fabbro, de Cerro Porteño, el chileno Osvaldo González, de la Universidad de Chile, y los argentinos Pablo Barrientos, de San Lorenzo de Almagro, y Cristian Erbes, de Boca Juniors.
En el rubro de entrenadores, sólo hay cinco con experiencia de Selección, la mexicana: Luis Fernando Tena, Enrique Meza, Víctor Manuel Vucetich y Miguel Herrera, mexicanos, y Ricardo Ferretti, brasileño formado como DT en el país.
Hay otros seis directores técnicos con experiencia fuera del país, pero ninguno de ellos ha dirigido en Europa. Destaca el caso de los argentinos Luis Zubeldía y Pablo Marini, que han dirigido en ligas de dos países diferentes antes de llegar a México, y del uruguayo Diego Alonso, que tiene experiencia en el torno de su país y en Paraguay.
Aunque fue despedido del Atlas antes de finalizar el Clausura, valdría destacar el caso del argentino Gustavo Costas, que había dirigido y salido campeón en las ligas de Paraguay, Perú, Ecuador y Colombia.
La participación de jugadores y entrenadores foráneos ha sido muy importante en el desarrollo del fútbol mexicano. Es imposible dejar del lado el nombre de grandes nombres como Moreno, Bataglia, Zague, Marín, Reinoso, Butragueño, entre otros. Entrenadores como López Herranz, Fekete, Marik, La Volpe y Ferretti.
Pero el balompié nacional debería apostar más por la calidad que por la cantidad de foráneos, porque de lo contrario, puede sumirse en una crisis de terribles consecuencias para todo el medio.