Sofía Cristo, irreconocible tras su última operación estética

Sofía Cristo es una de las grandes protagonistas de la edición de este miércoles de la revista Semana. La hija de Bárbara Rey ha decidido pasar por quirófano para someterse a algún retoque estético y ha sido fotografiada poco después de abandonar la clínica en la que se llevó a cabo la intervención. A sus 38 años, Sofía no puede cumplir con sus compromisos profesionales y tendrá que esperar a que el postoperatorio avance para poder recuperar su vida normal. Por el momento se ha podido ver a la DJ dando algunos paseos acompañada siempre de un vendaje comprensivo que cubre buena parte del rostro y del cabello.

El citado medio asegura que Sofía ha tratado de poner remedio a algún complejo que padecía, pero la hinchazón de rostro impide ver, por ahora, cómo han quedado las diferentes zonas que ha decidido retocar. El pasado 12 de marzo emitió un comunicado desde la clínica confesando todo lo que se iba a hacer, algo que según ella tenía en mente desde hace varios años. “Feliz por haber realizado algo que deseaba desde hace tiempo”, confesaba entonces.

“Me dijeron que me ayudarían a recuperar mis labios de antes de someterme a las técnicas de los 90, que era silicona pura y dura, la cual, por mi ignorancia y juventud, me ha dado tantos problemas de salud, dolores, bultos, sequedad y ruptura del tejido a lo largo de los años. Y cómo no, insultos y críticas de la gente opinando sin saber cómo me hacía sentir esto, muy mal e insegura”, continuó expresando.

¿En qué consiste el FaceTite de Sofía Cristo?

“Hace tiempo me hice mi primera intervención, queiloplastia, y en estos años gané seguridad y sobre todo calidad de vida. Ya se habían ido los dolores y mi inseguridad, pero aún faltaba retirar más producto e igualar cada lado, pues uno estaba más grueso que otro”, agregó Sofía Cristo sobre sus labios. Pero para aprovechar que estaba en manos de especialistas se sometió además a dos métodos para la cara y el cuello: FaceTite y NeckTite.

Estas técnicas vanguardistas consisten en eliminar la grasa subcutánea mediante radiofrecuencia eliminando así el descolgamiento y la flacidez de la piel. El objetivo es conseguir resultados similares a los de un pequeño lifting, con la ventaja de que prácticamente no deja cicatrices. Los expertos defienden además que únicamente con una sesión se ven grandes resultados y que es una técnica mínimamente invasiva.