Habitaciones del pánico, perros de 50.000 euros y tecnología: las estrellas del fútbol se blindan frente a ataques
En los últimos años han proliferado los robos en las viviendas de futbolistas, lo que les ha obligado a adoptar medidas drásticas para velar por su seguridad y la de sus familias.
El dinero, el lujo y la ostentación de la que hacen gala muchos jugadores de fútbol en la actualidad, se han convertido lamentablemente en un reclamo para los amigos de lo ajeno. Lamentablemente, en los últimos años han proliferado los robos en las viviendas de futbolistas, lo que les ha obligado a adoptar medidas drásticas para velar por su seguridad y la de sus familias.
Pero no solo las residencias se han convertido en el objetivo de los ladrones. Episodios como el sufrido por Mesut Özil y Sead Kolasinac, por entonces jugadores del Arsenal, que fueron perseguidas por una pandilla de moteros para intentar robar el Mercedes G-Wagon del jugador alemán, o el caso más reciente de Ander Herrera en París, que fue asaltado en un semáforo cuando se dirigía a su casa, son ejemplos de que el peligro acecha en cualquier parte.
Muy famosa fue la ola de asaltos sufrida por varios jugadores de los principales equipos de LaLiga entre 2016 y 2019. Los casos entre otros de Isco, Zidane, Casemiro, Morata, Gabi, Thomas Partey, Jordi Alba o Arthur, en alguno de ellos incluso con familiares dentro de la vivienda, encendieron todas las alarmas y obligaron tanto a los propios afectados como a sus clubes a reforzar su seguridad personal.
A raíz de aquellos sucesos, los jugadores cuentan en sus domicilios con importantes medios, que van desde alarmas y puertas y ventanas blindadas, hasta numerosas cámaras de vigilancia y sensores de movimiento. Y en algunos casos, se ha sumado la presencia de guardaespaldas para mejorar más si cabe la seguridad.
Entre los motivos que se pueden aducir para que los futbolistas sean objetivo prioritario estarían su sobrexposición en redes sociales, aportando mucha información de valor, sistemas de seguridad -cada vez menos- deficientes, y las pertenencias de alto valor con una gran demanda y buena salida en el mercado negro como los relojes. Los teléfonos móviles y los drones se han convertido además en aliados de los ladrones, que los utilizan sistemáticamente para recabar información de diversa índole.
Habitaciones del pánico
Pero si hay un lugar en el que los jugadores se han tomado su seguridad y la de sus familias con especial interés es en Inglaterra, donde no escatiman en recursos de ningún tipo. Por ello no es de extrañar que algunas estrellas estén recurriendo a la instalación de las denominadas habitaciones del pánico.
Su instalación puede costar, según el modelo, desde 50.000 euros a más de un millón. Brindan un escondite seguro para las familias durante un robo, ya que se trata de un espacio independiente, blindado, seguro y desde el que se puede pedir ayuda a través de un sistema de comunicación. David Beckham instaló recientemente una en la residencia de su familia en Kensington, junto con un sistema de CCTV de 60 cámaras las 24 horas.
Perros guardianes y personal de seguridad
Marcus Rashford, Jack Grealish, Mark Noble, Phil Jones, Aaron Wan-Bissaka y Jesse Lingard o Kyle Walker confían en Chaperone K9, una empresa con sede en Leicestershire que proporciona perros guardianes especialmente entrenados para proteger a las familias de los futbolistas de la Premier League. La mayoría de los perros que proporcionan son pastores alemanes o pastor belga malinois, y cada perro ha sido sometido a un riguroso programa de entrenamiento de más de 12 meses. Por el módico precio de casi 50.000 euros.
Evidentemente, cada vez es más frecuente que los futbolista, sobre todo aquellos que tienen más recursos y están muy expuestos contraten personal de seguridad que les acompañe prácticamente las 24 horas del día. Cristiano Ronaldo es ejemplo de ello. Precisamente fue su equipo el que le recomendó que se mudara de residencia a su llegada a Manchester.
Y es que, toda precaución es poca para protegerse y proteger a tus seres queridos. Mientras, los amigos de lo ajeno siguen buscando nuevas formas de salirse con la suya. Aunque cada vez lo tienen más difícil.