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Bill Gates, abatido, asume la culpa por el fracaso de su matrimonio con Melinda

El fundador de Microsoft se sabe responsable del final de su matrimonio de 27 años con Melinda, a la que exime de toda culpa, tras desahogarse en una especie de campamento de verano para millonarios.

Bill Gates y Melinda Gates.

Sin duda, una de las noticias del año en el ámbito de las relaciones de pareja fue el anuncio efectuado el pasado 3 de mayo por Bill Gates sobre el fin de su matrimonio con Melinda. Un auténtico terremoto tras 27 años de matrimonio y tres hijos que sembraba muchas dudas acerca de los motivos y del futuro que le esperaba a la fundación que juntos han levantado y cuya labor filantrópica ha sido notable.

Poco después de conocerse la noticia un medio de reconocido prestigio, como es el New York Times, señalaba a comportamientos cuestionables en entornos relacionados con el trabajo el detonante del divorcio. La relación de Gates con Jeffrey Epstein y un supuesto affaire con una empleada saltaban a la palestra.

Ahora, dos meses después de la impactante noticia, el New York Post relata, amparado en diversas fuentes anónimas, que Bill Gates se desahogó en un reciente evento organizado para multimillonarios organizado por Allen & Company en el que el estadounidense, muy afectado, reconoció visiblemente emocionado que se había “equivocado” y que el divorcio era “culpa” suya.

Sin embargo, las mismas fuentes niegan que Bill Gates empleara la palabra ‘affaire’ para explicar el final abrupto de su matrimonio y resaltaron que durante su estancia en Sun Valley (Idaho) se le pudo ver un tanto distante a excepción de algunos encuentros mantenidos con Jeff Bezos y Mark Zuckerberg.

En cualquier caso, es evidente que las heridas son aún muy recientes y que Bill Gates está tratando de asimilar que su vida se haya puesto patas arriba después de un remanso de paz de casi tres décadas. Por delante queda un complicado proceso de divorcio en el que habrá que ver si hay acuerdo en relación al inmenso patrimonio, no solo monetario, que ambos poseen. La historia está lejos de concluir.