Sam Querrey protagoniza una fuga de película para no ser ingresado en un hospital ruso
El tenista estadounidense ha dado en positivo en COVID-19 y no quería ser separado de su hijo de 8 meses, por lo que se saltó todos los protocolos sanitarios.
Sam Querrey y su familia están viviendo una situación de película después de dar positivo en COVID-19 antes del abierto de San Petersburgo. El tenista estadounidense ha decidido saltarse todos los protocolos sanitarios del país para evitar que sean ingresados en un hospital ruso en el que sería separado temporalmente de su hijo de 8 meses y se arriesga a una dura sanción por parte de la ATP.
Todo comenzó mientras preparaba su debut en el torneo ante Denis Shapovalov, cuando le comunicaron el resultado positivo en los test y la obligación de permanecer 14 días en aislamiento en el hotel. El lugar en el que se alojaban Querrey y su familia era el Four Seasons, un espectacular edificio de cinco estrellas en el que podría disfrutar de una de las mejores habitaciones de la ciudad a lo largo de medio mes. Sin embargo, las peores noticias llegarían poco después.
Y es que las autoridades sanitarias rusas se pusieron en contacto con él para comunicarle que iba a recibir la visita de un grupo de médicos para evaluar su caso y ver qué síntomas sufrían; en caso de que estos últimos existieran, tendrían que ser ingresados en un hospital de la ciudad. De pronto, el panorama se volvió negro para el tenista estadounidense, que se temía que los padres iban a ser separados durante días de su pequeño recién nacido.
Con el objetivo de evitarlo, Querrey recurrió a uno de sus patrocinadores y consiguió un avión privado para abandonar rápidamente el país junto a su familia. En el jet privado viajaron tan lejos de los pilotos como pudieron, y lograron llegar a un país europeo situado cerca de la frontera con Rusia y en el que no fue necesaria una prueba negativa de COVID-19 para entrar en su territorio. Por el momento, y para evitar una posible persecución, este lugar en el que se halla es todavía una incógnita. Allí, se aloja en un Airbnb a la espera de poder resolver su futuro pero acompañado de los suyos.