La familia, la receta de la imborrable sonrisa de Michael Robinson
El comentarista de Movistar+ llevaba 40 años junto a su mujer Christine Anne, a la que conoció en el colegio, y con quien fue padre de Liam y Aimee.
Este martes 28 de abril el mundo del fútbol ha recibido una de esas noticias que nunca hubiese querido tener que leer. Michael Robinson ha fallecido a los 61 años después de algo más de un año luchando contra el cáncer que le fue diagnosticado en diciembre de 2018. Michael ha podido despedirse de su familia, con la que ha pasado estos últimos días en su casa de Marbella.
Michael nunca caminará solo y prueba de ello son las millones de muestras de cariño y de recuerdo que están llegando a lo largo de este martes en las redes sociales. Futbolista extraordinario, recordado por su etapa en el Liverpool y en Osasuna, ambas le marcaron para siempre: Anfield vio crecer al Robinson futbolista y en Pamplona nació el Robinson periodista.
Su mujer Christine, inseparable en todo momento
En estas multitudinarias muestras de cariño no podían faltar los ánimos en estos difíciles momentos para su familia. Su mujer Christine Anne, quien vivió de cerca los tantos y tantos momentos que ha vivido Michael. Cómo no, también su imborrable sonrisa tanto en las buenas como en las malas, especialmente en este último año.
“Preferiría no tener que librar esta batalla, pero lamentablemente estoy en esta lucha y tengo claro que la voy a ganar”, señaló Michael Robinson el día que anunció que padecía cáncer. Indudablemente tanto para su familia como para sus compañeros Michael es un ganador y lo será siempre. Precisamente su mujer, Christine Anne, fue la encargada durante todos estos años, y en especial en este último, de cuidar del comunicador con prácticas como la acupuntura, la cual en más de una ocasión confesó que le estimulaba anímicamente.
Quién sabe si su positividad o su sonrisa se explicaban por estas prácticas, aunque tratándose de Michael lo más seguro es que fuesen fruto de su naturalidad y de su inmensa talla humana. Desde hace 40 años Christine ha acompañado en todo momento a Michael Robinson, siempre desde el lado menos mediático y sin querer ningún tipo de protagonismo. Desde que se conocieron en el colegio, Michael siempre la definió como su “amante, compañera, amiga y directora”.
Su hijo Liam, padre de su única nieta
Fruto del matrimonio de ambos, dos hijos que han heredado lo mejor de cada uno de ellos. “Fue él quien me inculcó la afición por el rugby”, reveló en una ocasión su hijo Liam, nacido en Liverpool apenas ocho meses después de que el delantero fichase por Osasuna. Las historias de Michael siempre serán recordadas por sus compañeros y amigos, y es que su amor por nuestro país se debe precisamente a su etapa en el conjunto navarro.
Aimee, hija pequeña y para quien era "un héroe"
Años después, en 1992, nació su hija Aimee en Inglaterra. Precisamente la hija menor de Michael le dedicó unas emotivas palabras en una de sus últimas vacaciones en familia: “Eres un héroe para muchos y verte reír cada día ha sido totalmente inspirador. Tienes el poder de dar color a los momentos más oscuros”, unas palabras que definen a la perfección lo que ha sido Michael Robinson.
Precisamente con Aimee sufrió un susto muy importante el pasado 2017 cuando fue testigo de los atentados de Londres. Afortunadamente salió ilesa de aquel terrible momento, reconociendo Michael Robinson que tanto él como su mujer estaban ya en la cama, no siendo conscientes de lo que había ocurrido al no poner las noticias.
Michael Robinson era un hombre de lo más familiar como se puede comprobar, y es por ello que también quiso tener muy cerca a su hijo Liam, que forma parte de su productora audiovisual, Robinson Productions. Quizá lo único que le vaya a faltar por vivir al gran Robin sea ver crecer a su nieta, tal y como reveló en una de sus entrevistas más recientes.
“Al saber que tenía cáncer, ver a mi nieta con sus 14 meses pensando que quizá no estaré para verla crecer, fue terrible”, explicó. Sin embargo, Michael puede descansar tranquilo. Deja un legado imborrable en la historia del fútbol español ya no sólo como deportista, sino también como comunicador. Su nieta Gabriela crecerá sabiendo lo buena persona que era su abuelo y lo mucho que hizo disfrutar a millones de españoles con su imborrable sonrisa. Querido Michael, el fútbol nunca perderá tu acento.