Parásitos y Bong Joon-ho: a favor y en contra en los Oscar 2020
Parásitos, la cinta dirigida por el coreano Bong Joon-ho cuenta con importantes nominaciones en los Oscar y aspira a mejor película y director, entre otros.
Bong Joon-ho y sus capacidades a la hora de dirigir no son desconocidas entre el público y la crítica internacional (ya había filmado éxitos de taquilla como The Host, aclamados como Crónicas de un Asesino en Serie o trabajado con reparto americano en Rompenieves o con Netflix en Okja) pero Parásitos, su última película, estrenada en 2019, confirma su maestría al rodar y le coloca como uno de los mejores directores contemporáneos. Una sátira social en la que juega con eficacia y fluidez con diferentes géneros para construir una historia con tensión, terror, drama y comedia.
La cinta se ha colado por méritos propios entre los grandes estrenos del año ganando la Palma de Oro de Cannes por delante de obras como Érase una vez en... Hollywood de Tarantino o Dolor y Gloria de Almódovar, el mejor filme extranjero en los BAFTA o llevándose el premio a mejor guión original por el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos entre otros galardones. Y ahora opta a alcanzar la gloria en los Oscar, donde aspira a importantes premios y es una de las favoritas.
Nominaciones de Parásitos en los Oscar 2020
Sátira social
En Parásitos, el espectador asiste a una crítica social en la que Bong Joon-ho carga contra el sistema capitalista y sus consecuencias. Un tema que ya ha abordado varias veces en su obra. En Okja puso el foco en los derechos y el bienestar de los animales a través del sufrimiento que deviene de dicho sistema sobre estos seres y en Rompenieves se centraba en como una fallida distopía dividía a la sociedad, aquí lo hace en un escenario con mucha menos ficción. Parásitos se ambienta en plena actualidad para hablar de desigualdad entre clases y las luchas entre estas
En ella, una familia pobre de Corea del Sur, con el actor Song Kang-ho (eterno compañero del director en su filmografía) como el padre de la misma sobrevive a duras penas con trabajos muy precarios como es armar cajas de pizza. Hasta que les surge la oportunidad de engañar a una familia de clase alta para que sean contratados. Y a estos últimos les encanta contar con personas a su servicios. En definitiva, todos son unos parásitos para los demás.
"Esta película es sobre ricos y pobres y sobre capitalismo. Y Estados Unidos es el corazón del capitalismo", declaraba Bonh Joon-ho tras llevarse el Globo de Oro a mejor filme extranjero, quizás por eso la cinta ha calado tanto en occidente, porque explora un tema universal y reconocible. Pero si por algo consigue destacar el director es por filmar una película llena de detalles sutiles que exponen las ambiciones y penurias de sus personajes y por no hacer bandos entre clases. Ni unos son buenos, ni los otros malos. Todos tratan de sobrevivir y sobre todo, de mantener la dignidad. Como si eso llega a implicar el pisotear a los de tu mismo escalafón para ascender y salir del pozo.
Estilo impecable y una mezcla de géneros que fluye
Parásitos hace un uso muy fino y preciso de los espacios y el simbolismo que estos representan en lo que Bong Joon-ho quiere transmitir. Arriba y abajo cobra sentido en esta historia de clases sociales. Que la casa de los Parks, la familia adinerada que contrata a los protagonistas, se encuentre en lo alto de una colina y que sea un espacio muy frío, no es casualidad. Que la cámara se esfuerce en mostrar las travesías por cuestas y escaleras a modo de representar la movilidad social, tampoco.
Pero más allá de este estilismo, el buen hacer del director destaca por su capacidad para atraverse a jugar con diferentes géneros como ya hizo en el pasado en The Host. En la cinta hay espacio para la comedia negra, para el drama, para el suspense y hasta para el terror. De esta manera, la obra no deja de sorprender mientras mantiene en vilo al espectador ante la resolución de la trama. Nada resulta extraño en su composición en la que esos géneros fluyen y acaban conformando un clímax final que golpea con dureza para hacer reflexionar al espectador. Nada sobra, nada falta.