"HE SIDO UN CAPULLO"

El lado oscuro de Jackie Chan: prostitución, drogas y descontrol

El actor de 64 años publica sus memorias en las que habla de una vida de descontrol, prostitución y adicciones.

Jackie Chan publica sus controvertidas memorias: "he sido un capullo total".

A Jackie Chan, como a cualquier estrella del cine, se le recuerda por sus papeles. Los del actor de Hong Kong han sido en su gran mayoría para todos los públicos gracias especialmente a su última etapa: El super canguro, La vuelta al mundo en 80 días, El esmoquin... Pero su vida privada era el polo opuesto. Y ahora a sus 64 años ha decidido contárselo al mundo.

Alcohol, juego, descontrol, prostitución... todo eso y mucho más aparece en Never Grow Up, el libro de memorias que publica en unos días y del que se han podido conocer algunos avances. Nada para todos los públicos. Tanto es así que a la hora de echar la vista atrás ha buscado una frase para definirse: "He sido un capullo total".

Entre los recuerdos de Jackie Chan, el avance lanza algunos momentos que parecen impropios del actor que siempre ha tenido una sonrisa para el cine. Tiempos en los que llegaba a pasearse con cadenas de oro en el cuello, durmiendo con prostitutas -dormía de forma habitual con una mujer a la que llamaba 'número 9'- y borracho constantemente; llegó a estrellarse con un Porsche una mañana y esa misma noche repetiría con un Mercedes Benz.

Chan ha llegado a ser uno de los actores mejores pagados del mundo y su fortuna se estima en más de 350 millones de dólares. Y eso que se acostumbró a gastar de forma desmedida. "Trabajando como doble, todos sabíamos que si algo salía malo no volveríamos a ver el sol. Adquirimos una mentalidad al corto plazo, lo que significa gastar de forma imprudente el dinero", escribe.

Quizá el episodio más terrible que se ha conocido hasta la fecha en el libro es el que tuvo que ver con su hijo Jaycee siendo bebé, al que lanzó de un lado al otro de la habituación durante una discusión con su mujer. El pequeño tuvo la suerte de caer en un sofá y no sufrió daños.

Chan confiesa además que aunque aprendió artes marciales gracias a su padre, su poca pasión por la educación le llevó a no aprender a leer ni a escribir. Tampoco a las matemáticas. Aún no sabe hacerlo, algo que le "llena de vergüenza", tal y como afirma en las memorias. De hecho, hoy por hoy el actor sigue sin firmar en su tarjeta de crédito debido a que apenas sabe firmar.