NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

TENIS

Rune, se atasca la supernova

El danés, sensación en Roland Garros, ha perdido en primera ronda en sus últimos cuatro torneos. Ha recibido duras amenazas y un exsoldado es su nuevo mentor.

Actualizado a
Rune, se atasca la supernova
Alexander HassensteinGetty Images

Aneke Rune rara vez se pierde un partido de su hijo, del que dice que es muy perfeccionista, capaz de repetir cualquier movimiento hasta la obsesión con tal de depurarlo al máximo, de sentirlo cotidiano. “Cuando quiere conseguir algo, lucha como Rafa Nadal”, asegura. Holger, que se presentó al mundo en Roland Garros, llegando a cuartos de final, cuando tenía seis años, se sentaba y observaba entrenar a su hermana mayor, Alma. Por edad, no podía pertenecer al club, pero se pasaba las tardes en él: cuando la acción terminaba en una pista, cogía su silla y la trasladaba a otra. Sin respiro, con pequeñas pausas para jugar al fútbol, el deporte con el que calmaba su nervioso carácter. Hasta que llegó, por fin, su deseado tenis. Pasó de la teoría a la práctica. Y a ganar. “Tiene 157 trofeos en su habituación”, revela Aneke en una entrevista para Sportskeeda. Ella, fielmente, ha estado presente en casi todos.

“¡Vete, vete!”. Por todo ello, los gritos de Rune mientras se complicaba su partido frente a Casper Ruud retumbaron de forma extraña. Con gesto enfurecido, la supernova del torneo, de 19 años, le pedía a su madre que abandonara la pista. Perdió el control y el partido después de diez días fantásticos, en los que había pasado de ganar su primer partido en un grande a tener la oportunidad de estar en unas semifinales sobre la tierra de la Philippe Chatrier. Por el camino, además, se habían quedado Denis Shapovalov o Stefanos Tsitsipas. La opinión pública, marcada por la vorágine de resultados y un carisma pegadizo, incluso, ya le señalaba como uno de los grandes dominadores de la próxima era, fantaseando con una posible final generacional frente a Carlos Alcaraz.

Tras ganar Roland Garros júnior, en 2019, Rune se estaba ganando el derecho a soñar con el título de los mayores sólo tres años después. No lo consiguió y, además, su explosión quedó feamente maquillada por la polémica, que nació en el partido frente al jugador noruego y siguió tras él. Su frío semblante a la hora de saludar a Ruud, al que le apartó la mano con celeridad, cogió peor color con sus declaraciones posteriores: “Lo siento, pero sólo abrazo a amigos”, aseguró. “Vino directo a mí y gritó ‘¡síííí!’ en mi cara. Puedes animarte en la pista y estar feliz, yo lo hago cuando gano. Pero eso es un mal estilo de hacerlo, debería tener algo de respeto”, dijo luego sobre Casper, justificando su comportamiento. El actual número cinco del mundo lo negaría.

Desde entonces, Rune, que disputará el ATP 500 de Hamburgo esta semana, no ha sido capaz de superar la primera ronda en ninguno de los torneos que ha disputado. En Halle, no pudo con Pablo Carreño. Después, en Eastbourne, Wimbledon y Bastad, respectivamente, Ryan Peniston, 147º del mundo, Marcos Giron, 65º, y Marc-Andrea Huesler, 108º, serían sus verdugos. Tres decepciones muy seguidas para un tenista que, actualmente, tras empezar el año como 103º, ya es 27º del ranking. Y con las derrotas, las críticas. En su caso, despiadadas. Muchas de ellas, al parecer, procedentes del mundo de las apuestas, que había encontrado en él un posible filón. “Los mensajes a menudo dicen ‘Quiero matar a tu familia’ o ‘Espero que tengas cáncer’”, revela Rune a la revista danesa BT.

Un exsoldado mediático como mentor

En Munich, ganando su primer torneo ATP, Holger plantó una semilla que, floreciendo a la velocidad de la luz, deslumbró en París. Y, en un mundo que ya no tiene paciencia para proceder paso a paso, la celeridad se le ha vuelto en contra. Bajan los resultados y aumenta la presión, las expectativas y la exigencia: la peor fórmula posible en edades tempranas. Un camino espinoso del que Rune, cuya meta es ser número uno del mundo, como ha reconocido en múltiples ocasiones, ya busca salir. B.S. Christiansen se ha convertido en su nuevo mentor. Sus labores serían de psicólogo deportivo (”entrenador mental”, en las palabras utilizadas, de forma literal, por el danés), pese a que su pasado se encuentra en la unidad de fuerzas especiales del ejército danés (Jaeger Corps).

En Dinamarca, Christiansen es una figura pública muy conocida. Su libro Una vida al límite, con muchas de sus experiencias como soldado, le catapultó a la fama, convirtiéndole en una figura perenne en televisión. En el ámbito deportivo, ha puesto sus vivencias al servicio de los jugadores del FC Midtjylland o de la estrella del bádminton Viktor Axelsen, número uno del mundo y oro en Tokio. “Estoy muy feliz de poder decirles que me he asociado con el entrenador mental B.S. Christiansen, quien tiene mucha experiencia y éxito en el manejo de los aspectos mentales de los deportes de élite. Estoy convencido de que esta colaboración puede ayudarme a desarrollar mi potencial y lograr mis objetivos, y espero con ansias nuestro trabajo juntos”, compartía Rune en sus redes sociales. “Puedo vencer a cualquiera”, afirmaba con una seguridad que parecía inquebrantable tras vencer a Tsitsipas en Roland Garros. Quiere volver a sentirse poderoso.