Ramos se corona por cuarta vez con una remontada a lo Nadal
El catalán se impone en la final al chileno Tabilo con una reacción épica en el tercer set. Es el cuarto título ATP de su carrera y suma dos años seguidos ganando.
Albert Ramos ya es un cuatro veces campeón en el ATP Tour. El catalán de 34 años, número 44 del ranking, derrotó este domingo en la final del 250 de Córdoba (Argentina) al chileno nacido en Canadá Alejandro Tabilo (4-6, 6-3 y 6-4), un jugador que llegaba sin títulos en su carrera en el circuito y que, al menos de momento, seguirá así.
Hasta este partido Tabilo, que ocupa el puesto 144 de la lista mundial y entró en el cuadro principal vía fase previa, estaba teniendo la que quizá fuera la semana de su vida en términos tenísticos. Tras dejar atrás a Cerúndolo y a otro español, Taberner, en sus dos primeros partidos, apeó a Báez, top-100; y a Schwartzman, 14º. Pero en el pulso definitivo se topó con Ramos.
Fue una batalla típica de tierra batida que se prolongo durante dos horas y 44 minutos. El español empezó más entonado, con un break en el tercer juego, pero Tabilo lo devolvió en el sexto y, con 5-4 a favor, cuando restaba para ganar el primer set, consiguió un nuevo quiebre. A Ramos le tocaba remontar.
Aún se le pondría más cuesta arriba el asunto al barcelonés, que perdía su primer turno al saque de la segunda manga. Pero la reacción fue inmediata: contrabreak en el siguiente y a continuación otros dos más, en el séptimo para adelantarse y en el noveno, tras catorce puntos y desperdiciar dos oportunidades, para empatar el duelo. El tercer set estaba servido.
Ahí pesó más el bagaje de Ramos, diez años mayor que su oponente. De nuevo empezó mal, con una rotura en contra de salida. Y empeoró en el quinto juego. Venía de salvar tres bolas de break en el tercero y volvió a fallar con el servicio: 4-1. Parecía que estaba todo el pescado vendido, pero supo templarse y emprendió una secuencia épica. Tabilo ya no volvería a ganar un parcial. Fueron cinco seguidos para un Ramos en trance, que suma así dos años seguidos ampliando su palmarés, pues el anterior triunfó en Estoril. Ya se había coronado en Gstaad (2019) y Bastad (2016. Pero esta es, quizá, la victoria más inverosímil de su carrera. No por el rival que tenía enfrente, si no porque consiguió algo de lo que no muchos son capaces, transitar por la cuerda floja sin llegar a caer.