Un Davidovich épico llega por primera vez a octavos
El malagueño, que cumple 22 este sábado, venció al noruego Ruud (16º) en un partidazo a cinco sets y con 59 golpes ganadores. Se enfrentará al argentino Delbonis.
En el último envite del encuentro, el malagueño, que este sábado cumplirá 22 años más feliz que una perdiz, hizo auténticas diabluras, incluido un saque por abajo con el que ganó un punto y un revés paralelo en salto pegado a la red que ejecutó con una furia inhumana. El público de la pista 14 se lo pasó en grande con la espectacularidad del español y las defensas del noruego, 16º del mundo y uno de los mejores de la temporada en tierra (17-5), sólo por detrás de Delbonis (19-9) y Tsitsipas (18-3). Davidovich jugó con el alma, por eso su entrenador, Jorge Aguirre, una suerte de segundo padre, lloró en la grada cuando Ruud envió fuera el último resto del duelo en el quinto punto de partido. No se lo creía, pero había ocurrido. Su pupilo se enfrentará el domingo precisamente al mencionado Delbonis, ya que el argentino apeó casi sin despeinarse al italiano Fognini (6-4, 6-1 y 6-3 en 2:06).
Davidovich lleva bastante tiempo en línea ascendente, sobre todo desde que jugó los octavos de final del US Open el año pasado. No participó en el Open de Australia porque contrajo la COVID. Después hizo cuartos en Montecarlo (donde ganó a Berrettini), semifinales en Estoril y octavos en Roma, resultados que le permitieron escalar posiciones en el ranking, hasta el puesto 45, el mejor de su carrera, aunque virtualmente ya es el 38.
"Foki, Foki, Foki..."
No olvidará este partido ante Ruud, alumno de la Rafa Nadal Academy, que no tuvo más remedio que entregarse al despliegue de pasión de Davidovich, que fue capaz de sobreponerse a un mal cuarto set, en el que prefirió encajar un rosco y guardar energías para ir a muerte en el quinto. Por eso gano seis juegos y 15 puntos menos y aún así prevaleció. Está claro que el trabajo psicológico que hace desde hace años funciona. Acabó con 59 golpes ganadores, igual que su oponente, en un encuentro que en ese sentido fue una carnicería. El público coreó el principio de su segundo apellido: "Foki, Foki, Foki...". Se los ganó por entrega y espectacularidad. Aquí en París, ya es un ídolo.
"Esta victoria me da bastante confianza, mucha más energía para seguir luchando y ver dónde están mis límites. Casper estaba haciendo un temporadón en tierra y ganándole me he demostrado hasta dónde soy capaz de llegar y sufrir", dijo Davidovich, que aguanta bien en estos partidos "que son como maratones" porque "detrás de eso hay mucho trabajo psíquico, físico y táctico". En esto tiene mucho que ver su relación profesional con el atleta Martin Fiz, con quien pasó una semana y media de entrenamientos, al margen de hablar a menudo: "Aparte del tema físico me ayuda también mucho en lo mental, me manda mensajes de motivación para seguir luchando. Lo que ha hecho en su carrera, y lo que sigue haciendo, es una inspiración que me da ganas de seguir, porque puede llegar más lejos".