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TENIS | ANDALUCÍA OPEN

Carreño sabe sufrir para ganar ante Munar su quinto título

El cabeza de serie número uno empezó a toda máquina, pero después lo pasó mal por la brava reacción del mallorquín y debido a unas moletias. Victoria 200 en la ATP

Marbella
Pablo Carreño, con el trofeo y Manolo Santana (izda.) y Bjorn Borg (dcha.) al fondo.
Pablo Carreño, con el trofeo y Manolo Santana (izda.) y Bjorn Borg (dcha.) al fondo.

La primera final ATP completamente española desde el Carballés-Ramos de Quito el 11 de febrero de 2018, no defraudó en el AnyTech365 Andalucía Open. Unos 500 espectadores, con mascarillas y distancia social, disfrutaron con el despliegue de buen juego y, sobre todo, con el esfuerzo que entregaron Pablo Carreño y Jaume Munar en la pista Manolo Santana del Club de Tenis Puente Romano. Ganó el gijonés de 29 años, que supo sufrir para imponer su condición de primer cabeza de serie ante el mallorquín de 23: 6-1, 2-6 y 6-4 en 2h:20. En un penúltimo juego épico cedió el último quiebre del partido y después no pudo contrarrestarlo ante un Carreño que cerró el triunfo, el 200 suyo en la ATP; con el único saque directo que sumó en todo el choque.

Así consiguió el quinto título de su carrera en su octava final y el privilegio de que el trofeo se lo entregaran de manera simbólica, por los protocolos COVID, pero con presencia sobre la tierra batida de Marbella dos grandes leyendas que, además, fueron directores del Club y grandes amigos, Manolo Santana y Bjorn Borg. Casi nada. El tenor chileno Rodrigo Orrego (cantó You rise me up) dio lustre a una ceremonia cargada de glamour también en las gradas. Así es la Costa del Sol, que salió a ratos al principio y luego se quedó. "Ha sido una gran final con dos grandes jugadores y gran tenis", dijo Borg en su escueto discurso.

No le faltó razón al ganador de 11 Grand Slams, porque tras un primer set un tanto frío que dominó a placer Carreño, como había hecho en semifinales contra Ramos, el encuentro derivó en una lucha encarnizada entre dos jugadores de estilo similares en algunos aspectos, por lo que se refiere, sobre todo, a la consistencia. Pablo tuvo unas molestias en la pierna izquierda por las que fue atendido tras perder el segundo set y lo mejor vino en el tercero, con juegos largos, intercambios interminables y alternativas constantes. Se adelantó el asturiano con un break para el 3-2 e igualó inmediatamente Munar hasta ese 5-4 en el que levantó seis puntos de ruptura. No pudo con el séptimo e hinco después la rodilla con honor.

Emoción en los discursos

"He perdido una final, pero he dado un paso más adelante en mi carrera. Así que estoy contento aunque no sabe bien perder", dijo el de Santanyi, que ha llegado a tres finales en Marbella en los últimos seis meses (dos de Challenger y esta de ATP 250), elogió a su oponente. "Evoluciona cada año y yo cada vez veo a un Carreño mejor". "No han sido semanas fáciles, me está costando arrancar. Lo que conseguido gracias al trabajo con mi preparador, Walter, y mis fisios, Sergio y Juanjo, que me acompaña aquí, a mi entrenador Samuel, que en momentos difíciles para él está siempre conmigo hasta el final, y a Albert (Molina, su agente), que lleva conmigo mucho tiempo y es un orgullo estar con él. Y a mi familia, que no puede estar aquí, y es complicado verles. Me gustaría poder estar junto ellos", dijo el vencedor entre lágrimas y con la voz rota. Un chico muy emocional y trabajador que se merece lo bueno que le pasa. Y, como premio, desde este lunes será el 12º del mundo, por detrás de otro español, Roberto Bautista. Lo ocurrido en Marbella, con cuatro semifinalistas de la Armada, y en el ranking, en el que Nadal es el 3º, son la prueba de que el tenis español goza de muy buena salud. 

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