Durante esta pasada madrugada, el mundo del tenis sufría un nuevo revés tras un complicado año. Roger Federer anunciaba, a través de su agente Tony Godsick, que no estará en el Abierto de Australia. Esta decisión del suizo rompe con una tradición de más de 20 años: la de ver a Federer disputando el primer Grand Slam del año, algo que había ocurrido ininterrumpidamente desde 1999. De hecho, las 22 participaciones consecutivas del suizo eran récord histórico del torneo.

El 30 de enero de este año que finaliza fue la última vez que se vio a Federer disputar un partido oficial. La leyenda del tenis caía en semifinales del Abierto de Australia ante Novak Djokovic en tres sets. Unas semanas después se juntaría con su amigo y rival Rafa Nadal para la disputa de un partido benéfico y, desde entonces, no se ha vuelto a ver a Roger sobre una pista de tenis. Dos intervenciones en su maltrecha rodilla y un largo proceso de rehabilitación son los culpables de tener a un jugador histórico en el dique seco durante más de un año.

La no presencia de Roger en Melbourne arroja todavía más dudas acerca del estado del helvético, que va a superar la cifra de un año sin jugar y, en verano de 2021, cumplirá 40 años. Para poner este último dato en perspectiva, el récord de ganador más longevo de Grand Slam sigue en manos de Ken Rosewall, a los 37 años y un mes. Federer, si quiere sumar su gran torneo número 21, deberá conseguir una machada inédita en el tenis.

Porque ese es otro de los efectos colaterales de la ausencia del suizo. Rafa Nadal, con su victoria en Roland Garros este año, empató con Federer a 20 Grand Slam en las vitrinas de cada uno de ellos. Con la baja de Roger en Australia, el tenista balear tendrá la primera oportunidad de su carrera para convertirse en el tenista más laureado de la historia en solitario. Y también será una nueva oportunidad para que Djokovic recorte hueco en esa carrera, en la cual ya se ha apuntado 17 títulos.

Los planes de futuro de Federer son difíciles de anticipar, ya que todo dependerá del estado de su rodilla. El propio Roger ha repetido en numerosas ocasiones que se encuentra bien, que las sensaciones son buenas y la rehabilitación está funcionando. Pero todo ello no ha sido suficiente para ver al suizo en Melbourne, buscando el que sería su séptimo Abierto de Australia, y habrá que esperar para verle de nuevo. Las primeras especulaciones apuntan a que reaparecerá en Rotterdam o en Dubái, sobre finales del mes de febrero. Menos dudas hay sobre los objetivos del suizo para 2021, que pasan por llegar en el mejor estado de forma posible al verano, para poder competir especialmente por Wimbledon y los Juegos Olímpicos. Muchas incógnitas siguen rodeando a Roger Federer y a su rodilla pero, si alguien es capaz de volver a un alto nivel con casi 40 años, ese es el suizo.