"Es el mejor partido de la historia", dijo John McEnroe el 6 de julio de 2008, justo hace hoy 12 años, tras el partido que se acaba disputar en el All England Club de Wimbledon entre Rafael Nadal y Roger Federer. Tras 4 horas y 48 minutos, el balear conquistó Wimbledon por vez primera tras superar al suizo en cinco apasionantes mangas: 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7 (8) y 9-7. Se enfrentaban en la final por tercer año consecutivo, después de que Federer se hubiera llevado los titulos ante Nadal en 2006 y 2007 y sumar un total de cinco entorchados consecutivos sobre la hierba londinense. Ambos llegaban en ese momento a la cita tras ganar, entre los dos, 14 de los últimos 16 Grand Slam disputados.

Nadal venía de ganar escasas semanas antes su cuarto Roland Garros seguido, pero tenía la espina pendiente de Wimbledon. Y lo consiguió a sus 22 años, aunque no fue nada fácil. Ni mucho menos. La final fue para el recuerdo y tuvo de todo desde que empezó el encuentro hasta la ceremonia de premios: entre medias, dos interrupciones por la lluvia y más de una hora de nervios en el vestuario, una remontada del suizo desde el 0-2 y la neutralización de dos bolas de partido para el español en el cuarto set... incluso en una de esos parones, con Nadal dominando el partido, Toni Nadal, entrenador de Rafa en esa final, confesó recientemente que se llegó a dormir escasos minutos en el vestuario.

Ya con el sol retirándose y los focos apuntando a un Nadal tirado en el suelo, logró la gesta. Al término de aquel año, dijo: "El mejor año de mi carrera es este". Doce después y una larga lista de conquistas más, es difícil elegir uno de tantos, pero sin duda el 2008 siempre será especial. Ahora, Nadal sigue en su casa de Porto Cristo con sus entrenamientos y preparando un US Open previsto para finales de agosto que cada vez más voces ponen en duda pero que por ahora sigue adelante.