"Adiós a 2008, el mejor año de toda mi carrera"

Tenis | Brindis por los lectores de AS

"Adiós a 2008, el mejor año de toda mi carrera"

"Adiós a 2008, el mejor año de toda mi carrera"

jesús rubio

Rafael Nadal Parera, número uno del tenis mundial, alza en Nochebuena una copa de cava con deseos de salud y felicidad para los lectores de AS. Nadal contempla 2008 como el mejor año de su carrera. No descansa: pasará Nochevieja en el avión, rumbo a la exhibición de Abu Dhabi.

En la distancia corta, lejos de la perspectiva aérea que dan escenarios celestiales como Wimbledon y Roland Garros, el número uno del tenis mundial es, ante todo, una persona creíble. En todo lo que hace, Rafael Nadal incorpora veracidad. Quizá por eso, el héroe es aún más héroe.

Tras presentar un contrato de imagen con el Govern de Illes Balears, destinado esencialmente al turismo alemán y anglosajón, Rafa Nadal alzó su copa de Nochebuena para los lectores de AS. No usa corbata, ni aún en los despachos más encopetados. Le dices que ahí tiene una de Giorgio Armani, y no, no: "Pero si yo soy un chico joven de 22 años, qué hago yo con corbata. Eso sí, dadme la copa de cava, y vamos a brindar por todos, por este año 2008 que se va, que ha sido inolvidable, el mejor de mi carrera ...".

"¿Cuáles son tus deseos para 2009?", preguntas al número uno, la figura bronceada a la que, en el primer plano, bajo el lustroso cuero negro, no deja de bañar la luz creíble de la normalidad. Y Nadal responde: "Los deseos son salud y ser feliz. Esos mismos son mis deseos para todos en 2009. Quiero seguir disfrutando de mi trabajo tanto como lo he hecho en 2008. Y para eso, para seguir disfrutando, la salud es algo básico".

Han desaparecido las molestias en la pierna que alejaron a Nadal de la competición (Shanghai, Copa Davis) en el último tramo de la temporada 2008. "Está todo bien, estamos entrenando bien... El día 31 ya me meto en un avión para ir a la exhibición de Abu Dhabi, donde estrenaremos el Año Nuevo. Después, a Doha, Qatar, para el primer torneo de la temporada. No hay un objetivo concreto, pero está claro que la primera parte de la temporada será clave para mantener el número uno. Entre los torneos que hay entre Doha y Miami, hasta marzo, quiero sumar 2.000 puntos, para, al terminar esos meses, salir de Miami como número uno".

La normalidad.

Un grave inconveniente de héroes tan creíbles es que sus maravillosas hazañas acaban convirtiéndose en cosa normal. Ni todos los días se toma Breda, ni todos los días se pintan Las Meninas, ni todos los días se puede descubrir la teología de la pintura. Pero Velázquez hacía todo eso. Y tan campante: del mismo modo en que, durante 2008, Rafael Nadal ha subido y llamado a las puertas del cielo en Roland Garros, Wimbledon, los Juegos Olímpicos de Pekín, y en Las Ventas, en la decisiva semifinal de esa Copa Davis que después se conquistó en Argentina. Para Rafael Nadal, en 2008, la gloria ha sido un hábito. El número uno reflexiona...

"Han sido cuatro años a un nivel muy alto, y eso hace que desde afuera, las cosas se puedan ver de una manera que no es. Se puede llegar a pensar incluso que, si gano otra vez Roland Garros, sería una cosa normal. Y sería la quinta vez que lo hiciera, así que.... yo creo que hay que ser conscientes de la dificultad de las cosas. Para después, cuando lleguen esos momentos difíciles que siempre acaban llegando, afrontarlos con calma, confianza e ilusión".

La pregunta cae por sí sola, mientras Nadal se pone a las órdenes de Jesús Rubio para buscar luces y encuadres, copa de cava en mano: ¿Será posible en 2009 recuperar esas hermosas memorias de 2008: las de la Philippe Chatrier, en el Bosque de Bolonia de París, las de aquel crepúsculo dorado en el All England, Wimbledon, por todo el mundo...? Nadal retoma el análisis: "Ha sido inolvidable, eso lo tengo muy claro. Y no fue fácil. También hubo que luchar para superar momentos muy difíciles. La idea es no cambiar lo que ha salido bien y prepararlo todo lo mejor posible, para conseguir terminar la temporada bien y sin lesiones".

Es el equilibrio de Nadal. "A la gente se la gana con principios", proclama Ernesto Guevara en el film de Steven Soderbergh, dedicado precisamente a ese guerrillero: Ché, 'El Argentino'. Con las ideas tan claras como Nadal en Roland Garros... esos días en que Tío Toni mira a Rafa cuando pasa el rastrillo por la pista, al fin del entrenamiento. El finísimo equilibrio emocional de Nadal viene cimentado por un entorno que le ha permitido desarrollarse como lo que es: el número uno. La versión 2008 del hombre que mató a Liberty Valance es Rafael Nadal, el hombre que destronó a Federer.

Lucha.

Cuando pisa Roland Garros y el All England, Nadal también sabe discernir exactamente qué terreno está pisando: "Hay que acoplarse a todo, dejar a un lado las dificultades, seguir adelante, ya está". Esa fue su despedida tras una cita nuestra a mediodía en el gris Middle Sunday de Wimbledon, entre la llovizna fresca del All England y el férreo protocolo del gran club británico. Esa filosofía que aplica Rafa cuando está viviendo en su casita, unas decenas de metros cuesta arriba del All England, es la que le inspira cuando se va a jugar a golf con Feliciano López a las claras del día, en el desierto californiano de Palm Springs, Indian Wells. Y la misma que le hace competir como un condenado por la mejor gamba blanca de Sóller o en la lucha familiar por los buenos peces de roca.

Rubio va terminando. Rafael Nadal se encamina ahora a otra zona de su agenda: la grabación del spot promocional de la campaña turística. Siguiente asunto para el chico de 22 años que, el pasado 6 de julio, se desplomaba sobre la sagrada y rala hierba de la Centre Court de Wimbledon tras lo que Sports Illustrated definió como "El mejor partido en la historia del tenis". Había que ver cómo brillaba la bandera de España en el santuario de Inglaterra, entre las tinieblas del crepúsculo y la mortal palidez de Federer. Héroe y santuario. Orden y aventura.

En Abu Dhabi, Rafa ya estará junto a Federer, Murray, Davydenko, Roddick, Blake... en el primer show del Año Nuevo 2009. Y, cuando tome ese avión, Palma-Londres- Abu Dhabi, Rafa llevará otra vez "nuestro corazón colgado en sus manos". De eso no se olvida: seguro que no.