Un reto para Nadal
Corretja, Carbonell, Arrese y Feliciano López analizan para AS el esfuerzo sin tregua que tendrá que afrontar Nadal en la defensa del US Open y Roland Garros.
Rafa Nadal pasa el confinamiento en su casa de Porto Cristo (Mallorca). La última vez que jugó un partido fue para, posteriormente, levantar un título. Ocurrió en el ATP 500 mexicano de Acapulco, donde el balear superó a Taylor Fritz (6-3 y 6-2) en la madrugada del 1 de marzo. Desde entonces, y pese a que viajó a Estados Unidos para disputar Indian Wells (se canceló escasas horas antes de su comienzo), Nadal, al igual que el resto del circuito, no ha vuelto a la actividad y así será, por el momento, hasta el 13 de julio, fecha marcada por ATP, WTA y Federación Internacional como posible regreso a las pistas, siempre en función del avance positivo de la crisis sanitaria mundial.
Desde su vivienda, con entrenamiento diario aunque sin pista de tenis, Rafa observa cómo los torneos van cayendo de uno en uno. Roland Garros se adelantó a estos acontecimientos y cambió sus fechas. Su inicio estaba previsto para el 24 de mayo y los organizadores, sin previa consulta con el resto de torneos, establecieron del 20 de septiembre al 4 de octubre sus nuevas fechas, justo una semana después del US Open. Precisamente, Nadal es el vigente ganador de ambos Grand Slam, por lo que en un espacio de 41 días defenderá dos títulos y 4.000 puntos, un reto de mucha altura. Con dos torneos con superficies completamente distintas la pista rápida de Nueva York y la tierra batida de París, el reto es mayor aún si cabe.
"Será duro y exigente para los jugadores, y más concretamente si son los mismos los que llegan a las últimas rondas de ambos torneos. Se trata de una situación extrema que nunca se había vivido. Prefiero que se jueguen así, aunque no sea la situación idónea, antes de que se cancelen. A estas alturas, y especialmente entre el Big Three (Nadal, Djokovic y Federer), estoy convencido que prefieren sumar títulos de Grand Slam antes que pensar en los puntos", apunta Álex Corretja, doble finalista en París. Para Tomás Carbonell, es "complicado" que las estrellas rindan al máximo en estos torneos de forma consecutiva. "Es como si un jugador volviese de un largo parón tras una lesión, pero con la ventaja, por así decirlo, de que todos están en la misma situación. Roland Garros hizo este cambio imagino, entre otras cosas, por temas económicos. Todavía hay que esperar", añade.
En estos momentos, las pistas del US Open, cuyo inicio está previsto para el 24 de agosto, están transformadas en un hospital y comedores de urgencia. "Sería como empezar de cero, como en enero en Australia. Rafa, que se adapta a la tierra como nadie, puede aprovechar esa semana entre ambos torneos", cuenta Jordi Arrese, excapitán de Davis. Feliciano López admite "haber vivido situaciones similares de cambios de superficie en tan poco tiempo con la Copa Davis", recuerda. "Todos tendremos ganas de jugar y pocos se saltarán torneos". El de Madrid, del que Feliciano es director y que fue cancelado como toda la temporada de tierra y hierba, pugna por intentar ocupar esa semana del calendario entre US Open y Roland Garros. "Esa fecha sería la mejor, aunque establecer un calendario ahora sería difícil", dijo Gerard Tsobanian, presidente del Masters madrileño. Mientras, el US Open ratificó recientemente sus fechas. Para Toni Nadal, "junio será el mes clave para las decisiones finales". El tiempo dirá.