Serena Williams va en serio y vuelve a dominar en la hierba

Después de su reaparición con tintes de show en Roland Garros, con aquel traje negro de licra de una pieza en plan Reina de Wakanda, Serena Williams está demostrando que la recuperación que se vislumbró en el Grand Slam parisimo no fue un espejismo. Su estreno en Wimbledon fue discreto, tirando a bueno. Pero en su segunda aparición, esta vez en la central y ante Viktoriya Tomova, la siete veces campeona del torneo ha demostrado que está incluso en condiciones de ganar un octavo título: 6-1 y 6-4 en 66 minutos.

Serena va en serio y vuelve a dominar en la hierba, superficie en la que tiene un balance impresionante: 96-12, 88-10 en Wimbledon donde acumula 16 victorias seguidas desde que perdió en tercera ronda contra Cornet en 2014. Es cierto que su rival, búlgara de 23 años y 135 del mundo, no es una jugadora top, pero la estadounidense recurrió a los mecanismos que le ayudaron a ser la más grande durante muchos años hasta que se apartó de las pistas en 2017 para ser madre: su saque (84% de puntos con primeros), los restos (71% dentro), pocos errores (16) y precisión en sus contadas subidas a la red (9/10).

En el primer set descosió a Tomova sin las estridencias de las que abusó en París y en el segundo contuvo el orgullo de la balcánica con paciencia y respeto hacia una jugadora inferior con la que tuvo varias veces la deferencia de aplaudir sus mejores puntos. En tercera ronda se enfrentará a la francesa Kristina Mladenovic, rival de mayor entidad que ganó a la alemana Tatjana Maria por un doble 6-2. Pero si no media lesión, como ocurrió en Roland Garros antes de su partido de octavos contra Sharapova, la Williams aspira a todo. “Siento que voy por el buen camino. Nací con ambición y un gran resultado no me sacia”, dice la la Reina Serena.