Ya que no podremos dormir, soñemos

Hace un tiempo, cuando Usain Bolt nos deleitaba con sus últimas galopadas y muchos esperábamos el apocalipsis del atletismo a su retirada, Raúl Chapado nos comentó, en una visita a AS, que su adiós también podría tener un lado bueno, porque el fenómeno jamaicano dejaría de acaparar el foco, para repartirse entre múltiples estrellas. Tuvo razón. Nadie ha podido ocupar el vacío de Usain, pero el tartán ha generado nuevos nombres que han democratizado la atención. Este viernes comienzan los Mundiales de Eugene, en la casa de Nike, y a falta de un referente único, irrepetible, nuestros ojos mirarán a un universo más amplio: a Duplantis, a Warholm, a Yulimar, a Ingebrigtsen, a McLaughlin, a Jacobs, a Eleine, a Crouser, a Mu, a Hassan, a Lyles… Los Juegos Olímpicos de Tokio, de los que no ha pasado ni un año, ya brindaron momentos inolvidables con algunos de estos atletas. Ya sea por las zapatillas cósmicas, o por una preparación diferente, o por la eclosión de una generación sin complejos, pero el atletismo actual tiene muchas cosas que ofrecer. Así que habrá que trasnochar.

En ese nuevo firmamento también hay españoles. A otra altura, claro. Tokio deparó un bronce de Ana Peleteiro, que aquí estará ausente por su embarazo, pero también diez diplomas, entre ellos cuatro medallas de chocolate y tres quintos puestos. Habrá que ver si ese nivel se conserva o ha aumentado, porque los años postolímpicos son siempre diferentes, pero los precedentes abren una ventana de ilusión. La cosa empieza con la marcha, un clásico del país, y con tres de esos atletas que entonces fueron finalistas: María Pérez, Álvaro Martín y Diego García Carrera. A los marchadores hay que sumar a Asier Martínez, a los ochocentistas con La Moto García al frente, a Fátima Diame, a Cáceres, a Mechaal, a Katir… Serán 56 españoles. Y ya que no podremos dormir, soñemos.