Xabi ya sabe lo que es este Madrid


Roma no se construyó en un día y Xabi Alonso no ha tenido tiempo para plasmar lo que quiere que sea su equipo. A eso se debe aferrar un Madrid que dio la nota ante Al Hilal y no cumplió con las obligaciones mínimas. Por fallar, hasta hizo caso omiso a su obligación histórica de ganar. Un mal inicio que no apunta a Xabi, pero al técnico sí le debe ocupar arreglarlo.
Cualquier esperanza de que el Madrid mejorara con tan pocas sesiones de trabajo y en pleno junio era un fraude retórico. El equipo blanco sufrió los vicios del pasado, incorregibles en el corto plazo. Fue un bloque desequilibrado, trotón y sin jerarquía para mandar en el juego. Si Xabi quiere que sus equipos sean proactivos, ante Al Hilal tardó en verse representado. Los saudíes controlaron la escena en la primera parte con Cancelo y Lodi en posiciones altas como laterales, tocaron con sentido a través de Neves y Milinkovic-Savic y merodearon con peligro el área de Courtois. La posesión le perteneció, mientras que el Madrid apenas tuvo capacidad de recuperación al estar mal situado. Ni presionaba ni replegaba con fogosidad, colocado en 1-4-1-4-1 en fase defensiva. Se rompió con excesiva facilidad. Además, Fran García se dejó superar en los duelos individuales y Asencio protagonizó una de sus habituales imprudencias. Es un central de personalidad, pero con errores de concepto y una toma de decisiones negligente. Cuando Tchouameni pasó a la zaga, todo fue diferente.
La dialéctica ofensiva del Madrid tampoco convenció. Xabi ordenó un 1-4-3-3 con las mismas taras creativas recientes. Bellingham apenas intervino, Valverde no alcanzó su tono habitual y Vinicius y Rodrygo solo aparecieron a cuentagotas en los extremos. Mejores señales dejó Huijsen, que puede ser una solución con su capacidad para filtrar pases entre líneas. Si no hay organizador en el medio, el internacional español puede asumir parte de esa responsabilidad. En la derecha, las sensaciones de Alexander-Arnold resultaron más tibias. Atrás evidenció sus problemas en el balance, y en los ataques posicionales intentó coger altura por dentro dejando a Rodrygo muy abierto. Sin huella.
Lógicamente, hubo espacio para la excepción. Gonzalo salió triunfador y acreditó un potencial como recurso que le puede ser muy útil a Xabi Alonso. Se movió con instinto y siempre se ubicó en las zonas idóneas de remate. La transición del gol habilita a Gonzalo para más cosas. En su titularidad hubo un cambio de paradigma, porque el nuevo entrenador blanco tiró de él sin caer en la tentación de reordenar las piezas como hacía Ancelotti. Tampoco se demoró Xabi en los cambios, dando entrada a Güler en el descanso. Por dentro, si gana en constancia en el rendimiento y en fiabilidad defensiva, el turco es un futbolista con ascendiente. Su irrupción mejoró tímidamente a un Madrid que siguió dejando una puerta abierta al gol de Al Hilal. De esa penitencia escapó vivo, pero no de estrenarse con gatillazo con penalti final fallado incluido. Xabi necesita una pretemporada que no va a disfrutar. Es lo que tiene la exigencia del Madrid.
Descolocación y ganduleo

Bellingham salta al corte y abandona su radar de acción, pero nadie corrige su posición. Vinicius ni hace amago de bajar y Al Hilal monta una secuencia que puso en peligro a Courtois.
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