Willy sigue en el rincón de pensar
El Barcelona-Panathinaikos del miércoles ofreció un enorme contraste entre dos pesos pesados del baloncesto español, los hermanos Hernangómez. Mientras el menor, Juancho, se erigió como uno de los mejores del equipo heleno, con 12 puntos, 10 rebotes y 18 de valoración en 32 minutos; el mayor, Willy, no pisó la cancha. Y ya van tres veces seguidas.
Los dos regresaron de la NBA para desembarcar en dos equipos potentes de la Euroliga, pero han seguido recorridos diferentes. A Juancho le costó adaptarse en Grecia, tardó en entrar en la dinámica, pero ya terminó el pasado curso bastante integrado, y en el actual ha ganado relevancia. Willy, sin embargo, no cuaja en el Barça. Ni la pasada campaña con Roger Grimau, ni en la presente con Joan Peñarroya. Sus lagunas defensivas, que tampoco compensa con su famoso dominio en ataque, le han sentado en el banquillo durante tres choques consecutivos, que además coinciden con tres victorias y con la resurrección azulgrana después de una aguda crisis, que incluyó dos derrotas ante el Joventut y el Girona en las que el pívot no dio la talla. Y eso que venía de protagonizar su mejor actuación ante el París. Con esos datos, nadie puede quitarle la razón a Peñarroya. Sin Hernangómez, el Barcelona gana.
Willy no es un jugador cualquiera, sino un fichaje estrella, el MVP del Eurobasket 2022 que ganó España. Realmente, solo Sergio Scariolo ha manejado bien a Willy, aunque en periodos más cortos de lo que abarca una temporada. Me viene al recuerdo un titular de aquel Europeo: ‘Willy y Juancho, al rincón de pensar’, cuando ambos fueron sentados en el tramo decisivo ante Bélgica, que acabó en derrota. Tras aquel tirón de orejas, los dos hermanos se pusieron las pilas. Juancho fue el MVP de la final y Willy, del Campeonato. Si Peñarroya puede encontrar un estímulo similar, está por ver. Porque ya es demasiado tiempo en el rincón de pensar. Y el Barça va bien.