Varios matices que cambian el Real Madrid
Ni siquiera la mala suerte del penalti inoportuno de Tchouameni pudo con el Madrid, que se mostró más que solvente en un partido tan complicado como el de Anfield, pues el Atalanta es uno de los equipos más en forma del continente (y lo demostró). La primera clave, y Ancelotti lo viene diciendo, fue la entrega y la concentración. Es la primera vez (y van seis partidos) que el Madrid corre más que el rival en esta Champions. 114 kilómetros (nueve más que ante el Liverpool) por los 113 de los italianos. Cuando el Madrid está tan metido en harina, es muy difícil ganarle por la calidad que tiene.
Pero hubo más cosas a destacar que el esfuerzo. La primera es estructural, es el sistema. Parece que Ancelotti empieza a ver claro un 4-2-3-1 que deja más espacio a Mbappé arriba y que centra y acerca definitivamente a Bellingham a la portería contraria. El único pero, que Vinicius tiene que acostumbrarse a bajar más (la buena noticia para el brasileño, que Valverde juega en ese costado en el mediocentro y le guardará más de una vez las espaldas). El segundo matiz es al sacar el balón jugado desde atrás. Los delanteros bajan a recibir entre líneas y son ellos los que terminan iniciando la jugada. Eso ayudó a hacer transiciones más rápidas, verticales y efectivas. Así llegó el gol de Bellingham... a pase de Vinicius. Bérgamo era una plaza más que difícil. Pero las cosas empiezan a salir.