Valverde vuelve al rescate
La Clásica de San Sebastián impulsa mañana la última parte de la temporada ciclista, en paralelo a la Vuelta a Polonia, también del WorldTour. Un tramo final que acoge, como puntos álgidos, la Vuelta a España, el Mundial y Lombardía. La Klasikoa marca la línea de transición entre el Tour de Francia y el resto del curso. En Donosti se han inscrito varios de los recientes protagonistas de la Grande Boucle para exprimir su buen ritmo de competición. El más ilustre es Tadej Pogacar, el favorito, que persigue un pequeño desquite. Pogacar ha anunciado esta semana que no disputará la Vuelta, una decisión que ha causado cierta sorpresa tras perder el Tour, pero ha preferido tomar una ruta de clásicas que también da prestigio y, a la par, muestra menos costuras en caso de derrotas.
Entre los reaparecidos que no han corrido el Tour quiero centrarme en Alejandro Valverde. Por dos razones. La primera, porque encara la última recta como ciclista profesional. Y la segunda, más preocupante, porque el Movistar está al borde del precipicio y ha delegado de nuevo en el murciano como salvador, cuatro semanas después de su accidente. Tras la ronda francesa y las carreras de esta semana, el Movistar Team ocupa la 18ª plaza del WorldTour, la última que garantiza la permanencia para los próximos tres años. Ahora hay seis equipos en un pañuelo. Por detrás, en la zona de descenso, están el Lotto y el Israel. Y por delante, el BikeExchange, el EF Education y el Cofidis. El propio David Lappartient, presidente de la UCI, ha reconocido que la caída del Movistar sería “un drama para España”, aunque en su caso también confía en el rescate de Valverde. Eso dice mucho de Alejandro, aún competitivo a sus 42 años, y poco del equipo y del ciclismo español, que no han sido capaces de asegurar la sucesión. Por enésima vez se encomiendan a Valverde, en busca de su último milagro.