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En el duelo de las 21 Copas de Europa (14 el Real Madrid y 7 el Milan), reinó el equipo que tiene dos lujos impresionantes en la sala de máquinas. Fede Valverde y Luka Modric dibujaron la primera remontar de la temporada con un segundo tiempo de ‘clínic’. El uruguayo aguantó todo el partido y nos recordó al Halcón exultante que hizo una primera parte bestial en la pasada temporada. El charrúa ha dejado aparcados los problemas personales que tuvo tras el Mundial de Qatar y vuelve a ser un jugador clave para que Kroos, Modric, Camavinga y compañía desplieguen su talento. Por cierto, notable alto para Bellingham en su debut con el Madrid, en esa posición de eje del rombo en la que el inglés dará muchas alegrías a la afición del Bernabéu.

Pero lo importante llegó en un segundo tiempo pletórico, con un minuto de gloria de Valverde, el que fagocitó el 0-2 que el Milan había impuesto en una primera parte en la que fue más efectivo, pero sobre todo me quedo con la exhibición magistral de Luka Modric, que sigue desafiando a las leyes de la física jugando cerca de los 38 años mejor que cuando tenía 28. Su pase a Vinicius en el gol del descabello que acabó con el Milan fue majestuoso. Y, por cierto, Vini puso en pie a los 70.000 aficionados que llenaron el Rose Bowl de Pasadena, no sólo con el gol de oro, sino con dos o tres acciones marca de la casa. El brasileño vuelve como se fue, efervescente, eléctrico y poniendo a los estadios a sus pies. Es el nuevo Rey.