Uno a cero y Ter Stegen de portero
Sant Jordi: libros, rosas, Godó para Carlos Alcaraz y título ya sin más vueltas que darle para el Barça, que saltó el último obstáculo. El Atlético llegaba embalado, con 13 jornadas invicto y un juego muy convincente, pero salió derrotado por el solitario gol de Ferran Torres. Resultado pobre para un partido rico en juego y emociones. Gol solitario pero bello y limpio, jugada que empezó en Araújo, pasó por Raphinha y coronó Ferran Torres con un tiro sabio y ajustado, fuera del alcance de Oblak. Y gol sicológico según vieja pero vigente definición, gol que se clava en el ánimo del que lo recibe justo antes del descanso. Y en este caso, después de haber jugado mejor.
Porque el Atlético, aunque quizá acusó la falta de la brújula de Koke, que marca el compás en el equipo, jugó bien. Llegó en el primer minuto al larguero y luego varias veces hasta Ter Stegen, que ha formado junto a Araújo la pareja sobre la que se ha podido cimentar este título. Por delante, el Barça ha estado bien algunos tramos y sólo regular en otros, pero atrás se ha sostenido siempre, en las buenas, las regulares y las malas. Hasta diez veces ha podido decir aquello de “uno a cero y Ter Stegen de portero”, rima inventada en los años veinte en honor a Zamora.
En el arranque del campeonato pareció que Lewandowski iba a ser la locomotora del Barça, pero se secó. Negado ante el gol se ha vuelto hasta más egoísta de lo que debe ser todo goleador, y ayer le negó a Raphinha un tanto que hubiera cerrado el partido por apurar su posibilidad, menos clara. Pero todo se da por olvidado ante la inminencia de ese título de Liga que doctora a Xavi como entrenador y trae calma a un club metido en una espiral de deudas y líos. Respecto a la mano de Busquets, que pudo ser el primer penalti favorable al Atlético en LaLiga, qué les voy a decir. Por el antiguo testamento no lo sería. Por el nuevo nadie sabe nada.