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Una corona sobre el escudo del Santos

Hace un par de días leí una noticia que me impactó y me encantó: el Santos ha decidido retocar su escudo colocando una corona sobre él. O Rei se ha ido, pero su club de siempre reivindica con orgullo su figura con este bonito gesto, que honra para siempre su recuerdo. Hemos pasado el Mundial temiendo la pésima noticia de su pérdida y hasta tenemos que agradecerle la discreción con que se ha marchado, diez días después de finalizado el campeonato. Se va, pero queda su recuerdo. Y para quienes no le vieron jugar, quedan las imágenes, hoy tan accesibles a un solo golpe de clic para abrir alguna de tantas cajas que contienen sus milagros.

¿Cómo jugaba Pelé? Pues mejor no se puede. Tenía un gran manejo con las dos piernas, cabeceo, ingenio máximo y un físico privilegiado, que le permitía ganar en la arrancada, en velocidad sostenida, en cambio de dirección y en salto. No era barroco en su juego, aunque podía salir de las grandes dificultades con maniobras inesperadas cuando era necesario. Perfumo, un gran defensor argentino de sus años, al que le tocó marcarle (sufrirle) muchas veces, me dijo: “El Negro te hacía las tres: la fácil, la difícil y la imposible”. ‘El Negro’ le llamaban todos los argentinos de su época, pero pronunciaban esa palabra con un respeto reverencial.

Sus maravillas no estuvieron fabricadas sobre los tapetes de billar en que se juega hoy, ni con esos balones tan perfectamente reactivos que agradecen el buen toque. Ni con la protección de las tarjetas, que no aparecieron hasta su último Mundial, en 1970. Construyó su leyenda sobre campos secos y pelados, o acaso embarrados, como eran entonces, y con balones que eran patatas redondas. Recorrió incansable el mundo en giras del Santos, con hasta cuatro partidos por semana. Siempre atento, con la sonrisa para todos, con mensajes contra la pobreza infantil y en favor de la paz. O Rei se ha ido, pero queda su corona en el escudo del Santos.