Un salvavidas para Carcedo
Victoria merecidísima del Real Zaragoza en el Heliodoro Rodríguez, donde sólo había ganado dos veces en sus trece visitas anteriores en Segunda, que supone todo un salvavidas para Juan Carlos Carcedo y que saca al equipo de graves problemas clasificatorios. Un doblete de Vada, que hasta ahora no había visto puerta, liquidó a un Tenerife al que el gas y el fútbol le duraron apenas veinte minutos y que en la segunda parte estuvo totalmente cortocircuitado por un Zaragoza que vivió su partido más plácido de la temporada.
La apuesta le salió esta vez bien a Carcedo. El técnico presentó su enésima revolución en la alineación, con hasta cinco cambios, Petrovic de tercer central y la sorpresa añadida de Jair en el banquillo y de Lluís López en el campo. Es decir, un once acorazado, repleto de hormigón armado y dispuesto en 5-1-3-1, con Jaume Grau por delante de la defensa como ancla y con sólo Giuliano en punta. O lo que es lo mismo: salieron del equipo Fran Gámez, Jair, Bermejo -por lesión-, Puche y Gueye, el fichaje estrella de un Torrecilla que puede estar viviendo sus últimos días en el cargo, y entraron Francés, Petrovic, Vada, Mollejo y Giuliano. En definitiva, una formación y una disposición novedosas y pensadas para frenar al ariete Enric Gallego y a las que les vino de perlas el gol de Vada a los 23 minutos, tras un buen centro de Larrazábal y una espléndida prolongación de tacón de Mollejo. El Tenerife, muy directo, remató cinco veces antes del gol, tres de ellas su delantero centro, pero el que marcó fue el Zaragoza. Así es el fútbol. Máxima efectividad. Y control total del partido tras el 0-1 frente a un rival que se fue diluyendo hasta casi desaparecer.
La segunda parte ya fue entera del Zaragoza, dominador de un rival que apenas inquietó y al que Giuliano, agitador supremo y que estrelló un balón en el poste, llevó a la contra por la calle de la amargura. Que Gueye le relegara al banquillo en Granada fue una más de las decisiones sorprendentes y sospechosas de Carcedo.