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Un parón que se hace demasiado largo

Con el asunto de las fechas FIFA y la obligación de detener las competiciones cada dos por tres, el calendario se está volviendo bastante insoportable y difícil de gestionar, especialmente para los entrenadores y, también, para los aficionados, que tienen que esperar demasiado tiempo sin ver jugar a su equipo y que después se tienen que merendar partidos en lunes, martes, jueves o viernes con demasiada facilidad.

Me ciño al caso concreto del Real Valladolid. Jugó, o al menos salió al campo, el pasado 31 de agosto para comparecer ante el Barcelona. Hasta el domingo 15 de septiembre, en Vigo ante el Celta, no vuelve a jugar. Muchos días para mantener alta la tensión de jugadores y aficionados. Y de repente, toca jugar tres partidos en seis días, como ocurrirá tras recibir a la Real un sábado, ir a Sevilla un martes y volver a Zorrilla para enfrentarse al Mallorca un viernes. No me negarán que suena todo un poco disparatado. Y estemos preparados, porque en octubre y en noviembre se repite la situación. Habrá nuevas fechas FIFA y otra vez volverá La Liga a parar.

Mientras tanto, los jugadores de Pezzolano tratan de olvidar el 7-0 de Montjuic y recargando pilas para dar la mejor imagen posible en Vigo ante el Celta. Todos estamos esperando la mejor versión de un equipo que en Barcelona agotó el capitulo de peor partido de la temporada. Todo lo que no sea ver en Balaídos a un Real Valladolid serio y capaz de plantar cara de verdad al rival será más que preocupante. Estoy convencido de que intensidad y lucha no va a faltar. Pero la gran pregunta es si el Real Valladolid tendrá fútbol suficiente para tratar de superar a un equipo, el Celta, que ha mostrado muy buenas maneras ofensivas y que en su campo ha sido capaz de ganar esta temporada los dos partidos que ha disputado. Fútbol en defensa y en ataque. No olvidemos que los blanquivioletas solo han hecho un gol en cuatro partidos. Muy poco.

Existe el consenso general de que la plantilla que le ha quedado al Real Valladolid tras el cierre del mercado ha sido bastante peor de lo que debería haber resultado. Con el déficit de la marcha de Boyomo a un precio de risa y la barbaridad de no haber sido capaces de contratar a un lateral izquierdo. Va a ser muy difícil que el personal olvide lo perpetrado en este mercado por los responsables del club. Solo unos buenos resultados y que Pezzolano sea capaz de sacar todo el jugo al limón compensarán el disgusto y la decepción. Todo está ahora en manos del técnico y de su plantilla. Son los únicos que con su trabajo y rendimiento pueden hacer olvidar el mercado de verano y la goleada cosechada ante el Barcelona. Confiar en los cerebros pensantes del club es muy complicado aunque tendrá una segunda oportunidad en el mercado invernal. Sus decisiones les han retratado. A ver si hay suerte y suena la flauta y el equipo, a pesar de todo, funciona. Lo contrario no lo queremos ni imaginar…

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