Un museo del kárate en Talavera
El pasado mes de octubre, el gobierno de García Page nombró embajadora de la Comunidad de Castilla-La Mancha a Sandra Sánchez. Fue una puesta en valor retórica porque la talaverana hace años que ejerce esa función para España, para su comunidad y para su pueblo, Talavera de la Reina, donde se ha asentado una vez colgado el kimono de la competición el pasado verano. Lo hace como la mejor de la historia en el kárate, un título más en su dilatado historial. Hay otros reconocimientos de los que sólo pueden dar fe quienes en algún momento han podido disfrutar de un tiempo con la polifacética Sandra.
Ella, que viajó por medio mundo para buscarse un hueco en la selección nacional, y por el otro medio como emblema español, ahora que se pensaba en su posible retiro pacífico, resulta que sus proyectos la tienen de hotel en hotel y aeropuerto en aeropuerto, más que antes incluso. Como en España aún vamos un poco atrasados en cuanto a modas, más pronto que tarde llegará el día que su casa se convertirá en peregrinación obligada de los karatecas del mundo, para admirar sus anaqueles repletos de conquistas, para charlar animadamente, para inspirarse en su constancia, dedicación y fe en ella misma, que aunque no lo diga siempre pensará que sin Jesús del Moral a su lado nada sería igual.