Un Mundial a lo Evenepoel
El cartel del Mundial de fondo en carretera ya anunciaba algún desenlace especial. Y no engañaba. En la salida se hablaba, sobre todo, de Wout van Aert y Remco Evenepoel, la pareja letal de Bélgica; y de Tadej Pogacar y Van der Poel, que completaban el póquer de ases. Son los cuatro principales exponentes del nuevo ciclismo. De la osadía, de la polivalencia y del espectáculo. El cuarteto aspiraba al título de Julian Alaphilippe, ganador en los dos últimos años, zarandeado en este 2022 por la maldición del arcoíris. De aquí tenía que salir, seguramente, el oro de Wollongong. Y no defraudó. Evenepoel, otra vez Evenepoel, remató una temporada de ensueño con el maillot arcoíris. Lo hizo a su estilo, con un ataque lejano: a 35 kilómetros ya rodaba solo. Es la estrategia más simple: como soy el más fuerte, ataco y que me siga quien pueda. Por momentos resistió Alexey Lutsenko, pero reventó y no cazó ni medalla. Antes, Remco había tenido el olfato de detectar un corte decisivo a 70 km. Tiene piernas, sí, las mejores piernas, pero también cabeza.
Evenepoel repitió un recital similar al que ya brindó este mismo curso en Lieja y San Sebastián, una exhibición en solitario que también nos transporta a su título júnior en Innsbruck 2018. Junto a estos éxitos de gran impacto, Remco ha ganado La Vuelta. Era su mayor reto, porque todavía tenía que demostrar, y demostrarse, que podía con una grande. No sólo se coronó en Madrid, sino que una semana después se colgó el bronce en el Mundial de contrarreloj y dos semanas después es el campeón de fondo. Mientras que ciclistas como Juan Ayuso, su acompañante en el podio, renunciaban porque estaban cansados, Remco sigue y sigue. Le sobró, eso sí, el gesto final, ese ‘mandar callar’ tan tristemente de moda en las nuevas generaciones. Por lo demás, es un fenómeno. Colosal.