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Después de un arranque inmejorable, en el que Carletto utilizó el partido semanal para dar oportunidades y probar a los jóvenes de la plantilla, con una buena respuesta, llega el primer momento de la temporada para calibrar de verdad el engranaje del equipo. Si en los primeros encuentros hubo pocas rotaciones en los onces iniciales, los siete duelos en 21 o 22 días obligan ahora al entrenador a ir mezclando las alineaciones, distribuyendo las titularidades y la cantidad de minutos entre la vieja y la nueva guardia. Ahí es donde Ancelotti tiene que dar con la tecla para conseguir que esa alternancia no afecte al rendimiento.

Es indudable que hay algunos jugadores, como Tchouameni o Ceballos, que necesitan más continuidad que otros para adquirir su mejor nivel; hay que ver si Modric y Kroos aguantan tan bien como lo han hecho hasta ahora su intermitencia; y, sobre todo, tocará comprobar cómo se comporta el ataque cuando no esté Bellingham, porque es imposible que el británico juegue todos los partidos. Jude tendrá que dosificar y descansar y, con la lesión de Vinicius, el protagonismo del gol va a quedar enfocado inevitablemente en Rodrygo y Joselu. En definitiva, este primer estrés competitivo del curso servirá para ver si el esqueleto de la plantilla blanca es sólido y responde bien cuando se le aprietan las tuercas.