Tenis con nocturnidad

Los dos principales circuitos del tenis, la ATP y la WTA, andan enfangados en las últimas fechas por las quejas de los jugadores sobre las condiciones de competición. Unas críticas son comunes. Otras, no. Los hombres han alzado la voz por el riesgo físico que generan los cambios de bolas. Las mujeres reivindican una mejora salarial, una revisión de los premios, seguros para cubrir los periodos de baja y ayudas para la maternidad. Más de 20 jugadoras de la élite enviaron recientemente una carta a su director ejecutivo, Steve Simon, para transmitirle sus demandas, antes incluso de las caóticas WTA Finals de Cancún, que rebosaron el vaso de la paciencia, una sede designada a última hora, en plena época de lluvias, y sin garantías para la práctica de un evento de esa magnitud. “He sentido que la WTA me faltaba al respeto como jugadora”, dijo Aryna Sabalenka, una de las firmantes de la misiva.

Otras protestas son coincidentes. Sobre todo, los horarios nocturnos y sin público, que golpean sin distinción de género, generalmente provocados por la insistencia de los organizadores de crear dos turnos para doblar la venta de entradas. No hace falta irse lejos. En el Masters de París-­Bercy fue sonado el caso de Jannik Sinner, que se retiró del cuadro después de terminar un partido a las 2:37 de la madrugada y ser programado para el siguiente a primera hora de la tarde. Un mes antes, en Pekín, Alexander Zverev remontó a Alejandro Davidovich a las 2:41. Fue en la misma sede en la que Petra Kvitova clamó un “¡basta, ya!” por tener que jugar a las 17:30 tras haber acabado la noche anterior a la una, en lugar de agendar otros duelos pendientes de primera ronda. La carta de las mujeres surgió precisamente en aquel torneo, hartas de sus malas condiciones y apoyadas por el PTPA, el sindicato que lideran Novak Djokovic y Vasek Pospisil. El tenis está que arde en su final de año. Especialmente, el femenino.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.